No paran. Corren, juegan, buscan tu atención a cada instante. Hay perros que, sin duda, son más nerviosos que otros. Es un comportamiento habitual cuando son cachorros, pero también en determinadas razas, que podemos calificar de más inquietas. “La mayoría de los perros presentan un temperamento inquieto durante su etapa de cachorros. En esta fase, su capacidad de juego y energía puede ser infinita, pero cuando alcanzan la edad adulta esta actitud acostumbra a minimizarse y, en general, la mayor parte de las razas alcanzan un buen equilibrio entre actividad y descanso”, cuenta Sonia Sáez, veterinaria y Brand Manager de Purina, quien añade que esto no siempre se cumple cuando has adquirido un perro que, condicionado por su genética, muestra claros rasgos de alta actividad. “Los perros de raza cazadora, como el Setter Irlandés o el Braco Alemán de pelo corto, suelen ser dos claros ejemplos de perros nerviosos o muy activos. Su rápido metabolismo los predispone a la necesidad de realizar ejercicio permanente hasta tal punto que, si no consiguen canalizar toda su energía mediante sus paseos diarios, pueden ocasionar destrozos en tu hogar, e incluso morder algunos de tus objetos personales. Los Collies, Fox Terrier o Jack Russell son otros ejemplos de razas con unos niveles extremadamente elevados de energía”, añade.
“En general, las razas y sus cruces que tradicionalmente se han seleccionado para trabajar son las más nerviosas, dado que para trabajar necesitas perros muy activos. Algunos ejemplos serían el Podenco (caza), el Border Collie (pastoreo) y el Pastor Belga (rastreo)”, nos cuenta por su parte Sergio Martínez, etólogo de AniCura Constitución Hospital Veterinario.
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