Adaptarse a las nuevas situaciones
Lo cierto es que tras meses de confinamiento, todos estábamos deseando recuperar, como diría Leiva, ‘aunque sea un pedacito de normalidad’. Volver a realizar planes con la familia y amigos. Una ‘nueva normalidad’ en la que la mascarilla y la distancia social se convierten en nuestros aliados para prevenir los contagios, pero que no es sencillo cumplir a rajatabla, sobre todo cuando nos reunimos en torno a una mesa o una barra de bar con amigos o familiares, algo tan habitual en nuestro país, tan arraigado a nuestra forma de vida. Y podemos encontrarnos dos grupos de personas, las que cumplen y las que se lo toman de manera más relajada en estas situaciones. Los primeros, que no se separan de sus mascarillas, ven cómo sus conocidos, amigos, familia… parecen disfrutar de un verano “normal”, compartiendo en sus redes sociales fotos abrazándose a sus amigos, comiendo sin distancia con familia, etc. Y si comentan con ellos la necesidad de guardar distancia social, son tildados de extremistas e incluso de paranoicos (cuando en realidad están haciendo lo correcto). ¿Qué sensaciones puede provocarles? Un estado de frustración, tristeza, nerviosismo, e incluso ansiedad, etc.
Lee también: Consejos para relajarte rápidamente si sientes ansiedad