Si hay un problema que molesta especialmente y, sobre todo, a las mujeres, es el vientre hinchado. La distensión abdominal, que así se denomina médicamente, no es una enfermedad. Pero sí podría ser una señal de alarma de un problema, aunque, generalmente, se puede solucionar con la dieta.

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Lo normal es que se trate de gases generados por una malaabsorcion de algunas sustancias como la fructosa, la lactosa o el gluten. El sobrecrecimiento bacteriano también puede producir flatulencias. El estrés, comer deprisa y mal, sin masticar o el consumo de bebidas carbonatadas, o alimentos flatulentos son otros de los responsables del vientre hinchado.

Para combatirlo, es aconsejable que un médico especialista en digestivo valore si hay alguna intolerancia o sensibilidad. Y un nutricionista puede contribuir con una dieta adaptada para eliminar poco a poco esta incomodidad. Pero, ¿qué podemos hacer para aliviar esta molestia cuando aparece por las tardes o en otro momento del día? Y, sobre todo, ¿hay alguna manera de prevenirlo?

Además de comer bien y seguir una dieta apropiada, el ejercicio es el mejor aliado. Si practicas las siguientes posturas, mejorarás el tránsito intestinal, y a la larga, notarás que la tripa se hincha menos. Además, cuando los gases se vuelven muy molestos, puedes practicar estos ejercicios para movilizarlos, expulsarlos y evitar el dolor. 

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Empezar con ejercicios de cardio 

Empieza el día dando una larga caminata, a paso rápido. Puedes también ir al trabajo en bicicleta o dedicar las primeras horas del día, si las tienes libres, a acudir al gimnasio. Lo importante es que practiques ejercicios de 'cardio'. Estos ayudan a acelerar el tránsito intestinal y a combatir los gases. 

Si la tripa se te hincha después de comer, dedica unos minutos a caminar. Da una vuelta a la manza o sube y baja escaleras. Así podras aliviar los cólicos que pueden producirse por un exceso de flatulencias y, además, mejorarás la circulación. 

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Postura del gato 

Es una de las mejores posturas de yoga para comenzar a iniciarse en esta disciplina. 

Comienza en posición cuadrúpeda y sitúa la manos por debajo de los hombros y con la misma separación que las rodillas. Inspira y eleva la espalda sin arquearla. 

Además de corregir la espalda, fortalecerla y mejorar los abdominales, ejerce un suave masaje en los órganos internos y mejora la digestión y la movilidad intestinal. 

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Postura de la vaca 

Este ejercicio es el complementario a la postura del gato y se realizan juntas.

Inspira profundamente y, en la misma posición, eleva la pelvis y la cabeza al mismo tiempo que bajas el estómago. Aguanta unos diez segundos y expulsa el aire. Prepárate para volver a realizar la postura del gato. 

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Abdominales con torsión 

La falta de ejercicio físico propicia una movilidad intestinal más lenta, lo que, a la larga, favorece el estreñimiento y otros problemas como la acumulación de gases y vientre hinchado.

Además de caminar, otra manera de mejorar el funcionamiento de nuestro aparato digestivo es realizar labdominales. Estos contribuyen a acelerar los movimientos peristálticos. En este caso, cuando se practican con torsión, el beneficio es mayor. 

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Postura del triángulo extendido 

Son muchos los beneficios de esta postura. Por ejemplo, estira la espalda, la fortalece, alivia la rigidez del cuello y, por supuesto, mejora la digestión. 

Es conveniente que acudas a un centro de yoga para aprender a realizar esta y otras posturas para corregir posibles errores que podrían lesionarte. En cualquier caso, estos son los pasos que debes seguir para realizarla: 

- De pie, estira la pierna izquierda hacia atrás y gira la cadera para mirar al frente. 

- Rota el pie derecho para que apunte hacia su lado y gira ligeramente el izquierdo hacia dentro. 

- Abre los brazos en cruz mientras respiras profundamente. 

- Despacio, y manteniendo los brazos en cruz, inclínate hacia abajo hasta que mano derecha toque el pie derecho. Si no puedes llegar hasta el suelo, puedes apoyar la mano en la espinilla. 

- Mira hacia arriba, en la posición contrario a la que te estabas inclinando. 

- Aguanta unos diez segundos. 

- Revierte la postura despacio (primero subes el brazo derecho para volver a la postura inicial) y vuelve a realizar el ejercicio a la inversa. 

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Postura de la esfinge 

Esta es otra de las posturas que masajean la zona abdominal, así como los riñones. Además, flexibiliza y fortalece la espalda y el cuello. 

Túmbate boca abajo, rota los muslos hacia dentro, apoya los antebrazos a los costados y con las palmas de las manos hacia abajo. Suavemente, eleva el tronco, manteniendo las piernas juntas.  

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Postura del cachorro estirado 

Es otra de las posturas ideales para aquellos que se inician en la disciplina del yoga. Además, un buen aliado para mejorar la salud digestiva. 

Empieza a formar la postura en posición cuadrúpeda. Inspira profundamente y exhala. Mientras lo haces, retrocede los glúteos hacia los talones mientras los brazos permanecen estirados. Despacio, apoya la barbilla y el pecho en la esterilla mientras mantienes los glúteos elevados. 

La postura recuerda a la de un cachorro que se estira cuando se despierta de la siesta. 

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Postura del niño 

Este es otro ejercicio que te ayudará a combatir el vientre hinchado y aliviará las molestias que producen los gases. 

En posición cuadrúpeda, inspira y, mientras echas el aire retrocede los glúteos hasta que se sienten sobre los talones. La frente debe quedar sobre el suelo y los brazos estirados hacia adelante. Acaba la postura con la de la hoja plegada, retrocediendo los brazos hacia atrás. 

Es un buen ejercicio para favorecer el buen funcionamiento de los órganos abdominales. 

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Postura del perro 

La postura del perro que mira hacia abajo es un clásico en yoga. Se puede realizar dentro del 'saludo al sol' o como ejercicio independiente. 

Su práctica estira y fortalece la espalda, los isquiotibiales y relaja los músculos abdominales. Puedes iniciar la postura en posición cuadrúpeda, estirando las rodillas y los brazos. Las manos deben estar fírmamente apoyadas en el suelo. 

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Vientre en torsión 

Se trata de un ejercicio ideal para terminar cualquier clase de yoga, así como para relajar los músculos abominales y ejercer un suave masaje en los órganos que intervienen en la digestión. 

Tumbada boca arriba sitúate con los brazos abiertos en cruz y las rodillas flexionadas. Inspira y, mientras exhalas, inclina las rodillas hacia el lado derecho mientras la cabeza mira hacia el lado inverso. Vuelve al centro y repite el ejercicio hacia el lado contrario. 

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