Todo lo que debes tener en cuenta a la hora de viajar con tu mascota

Seguridad, alimentación... Antes de emprender vuestra aventura, hay una serie de cosas que tienes que recordar. Te lo contamos

Por Ana Caaveiro

Por fin ha llegado nuestra estación favorita del año, el verano, y con él las siempre ansiadas vacaciones. Aunque, en esta ocasión, serán un tanto atípicas. La pandemia del coronavirus nos ha forzado a cambiar muchos planes, y como es lógico en estos tiempos, nos asaltan las dudas sobre cuáles son las prácticas más adecuadas. Sabemos que tenemos que mantener la distancia social, llevar la mascarilla… Pero, ¿qué ocurre con nuestras mascotas? ¿Cómo podemos proteger a nuestro fiel compañero y viajar con él de forma segura?

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Riesgo de contagio muy limitado

Tal y como detalla Vicente Ribes, practice manager y veterinario de ‘AniCura Marina Alta Centro Veterinario’, podemos disfrutar de la temporada estival con total tranquilidad, “ya que el riesgo de contagio que tienen los perros y gatos es bajo”. Asegura que no hay que tomar ninguna medida especial, más que la de “limitar el contacto de nuestra mascota con otros animales (en especial, los perros, que suelen ser más sociables) o personas y practicar una higiene adecuada”, que, según nos explica la veterinaria Irene Gil ya debía hacerse antes de la pandemia.

Ambos inciden en la importancia de limpiar las patas de nuestros animales de compañía cuando entran en casa o en el espacio donde estemos alojándonos. “Hay que hacerlo con agua y jabón, no usando desinfectantes con base de alcohol o agua oxigenada, como hacemos las personas, porque puede causarles irritaciones y problemas gastrointestinales”, comenta la veterinaria.

“Si no se quiere emplear el primer método, el clásico de agua y jabón, siempre se puede hacer con uno específico para las mascotas, y la clorhexidina puede ir bien en estos casos”, detalla.

Esto no significa que sea adecuado bañarlo cada vez que abandone la casa, puesto que tienen un pH distinto al nuestro y podríamos dañar su piel y pelaje. Así que no conviene obsesionarse. Normalmente, se hace una vez al mes o cada tres semanas como máximo.

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Precauciones en los viajes en coche

Si planeas viajar en tu coche particular, es esencial recordar que tu amigo peludo no puede ir suelto en ninguno de los asientos del vehículo. Es muy peligroso para su seguridad y la tuya. Según datos de la RACE, circulando a 50 kilómetros por hora, un perro de 20 kilos multiplica su peso por 35. Es decir, que su peso pasaría a ser 700 kilos. Y, además, podría suponer una distracción (a veces, fatal) para el conductor.

Existen diferentes tipos de retención:

  • Los arneses. Si valoras esta opción, los mejores son los de doble enganche, que evitaría que tu mascota se desplace en caso de sufrir un accidente.
  • Transportín. Es el método más seguro. Los hay de diferentes medidas, en función del tamaño de la mascota. Si tu mascota es grande y tienes suficiente espacio en el maletero, lo mejor es que lo coloques allí, de forma transversal a la dirección del coche, y manteniendo el contacto con los asientos traseros.
    Si tu animal es pequeño, sitúalo en el suelo, tras el asiento del copiloto o el piloto, pero nunca los coloques en los asientos traseros, atándolos con el cinturón. Y es que, si tenéis un accidente o frenas bruscamente, el transportín puede romperse, y el animal saldría despedido hacia delante.

Una vez tengáis su transportín o arnés, hay una serie de recomendaciones que se deberán tener en cuenta durante el viaje:

  • Garantizar que esté hidratado en todo momento. Los perros y los gatos, a diferencia de los humanos, no sudan. La termorregulación de su cuerpo viene a través, sobre todo, de la lengua. Pueden pasarlo peor con mayor temperatura. Por eso, es vital que tengan agua disponible en todo momento o que se hagan las paradas necesarias para que puedan rehidratarse.
  • Parar cada dos horas. Por ti y por ellos. Todos necesitáis descansar, estirar las piernas… y, por supuesto, las patas. Un pequeño paseo propiciará que se relajen, pero jamás les dejes solos dentro del coche con las ventanas cerradas. Podrían sufrir un golpe de calor.
  • Tener en cuenta sus necesidades. Ellos también tienen que ir al baño como nosotros. Por tanto, estos descansos también les servirán para ello. No te olvides de las bolsas para recoger las heces.
  • Cuidado con el aire acondicionado. Se puede poner el aire acondicionado para mantener una buena temperatura dentro del vehículo. No obstante, es preciso cerciorarse de que nuestra mascota no está cerca de las salidas del aire, ya que puede coger un resfriado o tener dolores musculares.

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¿Y si se marea?

Antes de iniciar nuestro viaje en coche, tenemos que preguntarnos si el animal está acostumbrado o no a este tipo de trayectos. “Muchas veces, se da por hecho que no van a tener estos problemas, y cuando emprendemos nuestro camino, la mascota se pone nerviosa, y la ansiedad que le produce esta situación puede provocarle vómitos y mareos”, detalla Irene Gil.

La veterinaria asegura que lo ideal es hacer la adaptación gradualmente. Es decir, prepararnos en las semanas previas: “primero hay que dejar que ellos exploren voluntariamente el coche. Les abrimos la puerta y les dejamos olisquear, que entren… pero siempre con la puerta abierta y sin forzarles”.

Lo mismo con el transportín. Resulta fundamental que las mascotas se adapten a él para que viajen más cómodas, lo que se aconseja hacer en casa.

Después, pasaríamos a la fase de conducción, dejándoles la puerta abierta, de nuevo, y aguardando a que sean ellos los que decidan montarse voluntariamente. “Una vez nos hayamos cerciorado de que están listos, con todas las medidas de seguridad (transportín o arnés), cerramos la puerta y realizamos un viaje pequeño para que se vaya acostumbrando a la sensación de movimiento. Con el paso del tiempo, ya se habrán acostumbrado y no tendrán ningún tipo de ansiedad”.

Por otro lado, existen varios fármacos para tratarlos y remedios naturales, pero debe contar con la supervisión del veterinario, que será quien los prescriba.

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Si se coge el avión

Los veterinarios recomiendan acudir a la consulta entre un mes y dos semanas antes para que pueda hacer una valoración general del animal y su estado físico, comprobando si es adecuado y conveniente exponerle al estrés de un viaje, así como actualizar todas las vacunas y tratamientos.

Si el viaje es fuera de nuestras fronteras, cada destino tiene sus propios requisitos, por lo que la veterinaria insta a los dueños “a revisarlo en la página del gobierno de cada país” y a llamar a las embajadas para que no haya ningún inconveniente.

Normalmente, para moverse dentro de la Unión Europea se necesita:

  • Microchip.
  • Pasaporte asociado a ese microchip.
  • Vacuna de la rabia. En algunos países también piden que tengan el tratamiento antiparasitario para gusanos, entre un día y cinco días antes de viajar.
  • Transportín. Del mismo modo que los países tienen sus requisitos, cada compañía tiene unas normas que se deben consultar. Y es que algunas dejan llevar a las mascotas pequeñas en un transportín, mientras que otras indican que, directamente, deben ir en la bodega.

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Una vez se ha llegado al destino

Tanto Irene Gil como Vicente Ribes resaltan que es fundamental mantener su dieta. Sobre todo, por el tema de afecciones digestivas.

“El viaje, encontrarse en un entorno nuevo… puede trastocarle, y si, además, modificamos la dieta, (y, por tanto, cambiamos la composición de nutrientes de su pienso habitual), puede provocarle vómitos y diarrea”, explica la veterinaria. “Yo recomendaría que si se trata de un animal con tracto digestivo sensible, el dueño lleve consigo suplementos con probióticos y prebióticos, consultándolo previamente con su veterinario, y que se pueden conseguir en el propio centro veterinario”.

Dependiendo del carácter del animal, si echa mucho de menos su entorno, puede ayudarle llevar sus juguetes favoritos.

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