'Fitness' mental: nuestro cerebro también necesita ir al gimnasio

Ejercitar y cuidar la mente con unos buenos hábitos es requisito imprescindible para mantener nuestra memoria y sistema cognitivo en buena forma

Por JULIA GIRÓN

Nuestro cuerpo no es el único que acusa el paso del tiempo y, de la misma manera que nuestros músculos pierden elasticidad y fuerza; también nuestro cerebro envejece. De ahí la importancia de ejercitarlo de la misma manera que dedicamos varias horas a tonificarnos en el gimnasio. ¿Cómo? Hay tres claves que, según los expertos, no podemos pasar por alto: ejercicio físico, estimulación cognitiva y un estilo de vida saludable.

En una sociedad donde el estrés se ha convertido en el enemigo número uno, no es extraño que técnicas de relajación como el yoga o el mindfulness se hayan puesto de moda. Pero, ¿y si, además de conseguir relajarnos, aprovechamos para potenciar nuestra memoria y prevenir enfermedades como el Alzheimer? Este es el objetivo con el que Fer González, profesora especializada en educación física y subdirectora del centro Arsenal Femenino de Madrid, ha creado el método Fitness Mental, un nuevo programa de entrenamiento por intervalos en el que se van alternando actividad física -movilidad articular, ejercicios para mejorar la fuerza y resistencia, ejercicio aeróbico, etc- con un trabajo específico de estimulación mental para trabajar todas nuestras capacidades cognitivas.

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Activar el cuerpo y estimular la mente

La experiencia personal de Fer González fue clave para poner en marcha este método, que se imparte también en las instalaciones deportivas Canal de Isabel II de la Comunidad de Madrid. “Hace unos diez años mi madre comienza a tener fallos de memoria y es diagnosticada de Alzheimer. Fue entonces cuando, asesorada por el neurólogo Pedro Guardado, comencé a trabajar con ella fichas de estimulación cognitiva. Me di cuenta que la metodología de trabajo que seguía con ella era la misma que la que utilizaba con mi hijo pequeño. Ninguno de los dos mantenían la atención en una tarea concreta por mucho tiempo; lo que me hizo darme cuenta de la importancia de trabajar en intervalos para no saturar el cerebro y combinar con otras actividades importantes que ayudan a que el cerebro se mantenga en buena forma. Así, cada clase de sesenta minutos se divide en bloques de diez minutos, donde se trabaja de todo: coreografías aeróbicas, pilates, yoga, fichas de memoria, lenguaje, cálculo, concentración, mandalas, juegos de mesa como puzles, rompecabezas, ajedrez… Hasta se estimula el sentido del olfato a través de distintos aromas como el romero, que está comprobado que activan determinadas regiones del cerebro, como el hipocampo y la amígdala, muy relacionadas con la memoria”.

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La experta ha contado, además, con el asesoramiento y respaldo de especialistas en el campo del deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas, como son el neurólogo Pedro Guardado y la psicóloga Laura Pleguezuelos, quienes explican la importancia de combatir el envejecimiento cerebral, frenar la pérdida de memoria con el fin de evitar o retrasar la aparición de enfermedades que afectan al deterioro cognitivo que, según estudios longitudinales, comienza a sentirse a partir de los 30 años -aunque el método está orientado para personas de edades comprendidas entre los 50 y 60-.

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El doctor Guardado incide en los hábitos clave que nos ayudan a mantener nuestro cerebro saludable: “Además de las actividades mentales y la actividad física que aporta esta disciplina, se aconseja una alimentación saludable, controlar los factores de riesgo vascular como la hipertensión, la diabetes y el sobrepeso; un descanso adecuado y reducir el estrés”. En especial, el experto señala el factor determinante de la alimentación en el posible desarrollo del Alzheimer: “Se recomienda incrementar el consumo de alimentos monoinsaturados ‘buenos’ como nueces, cacahuetes, almendras, pistachos, aguacates, canela o aceitunas; poliinsaturados como Omega 3 y alimentos de hoja verde; otros nutrientes como la vitamina E, presente en germen de trigo, cereales de cáscara, hojas verdes, nueces; vitamina B12 en productos animales; vitamina B9 (ácido fólico) en alimentos tales como judías vegetales verdes o naranjas. Y, por otro lado, reducir el consumo de carnes rojas, alimentos refinados, mantequillas y grasas derivados de lácteos”.

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También la psicóloga Laura Pleguezuelos nos explica los beneficios de este programa de entrenamiento cognitivo. “Con la edad, el funcionamiento mental o cognitivo se hace más lento y eso influye en capacidades como la memoria. Se precisa de más tiempo para procesar la información. La estimulación cognitiva, como la que se consigue practicando fitness mental, consiste en ejercitar las capacidades cognitivas existentes como la memoria, el lenguaje, atención, concentración razonamiento, abstracción, orientación, praxias como seguir el hilo de una conversación, recordar dónde están las llaves… con el objetivo de preservar y mejorar su funcionamiento o enlentecer el deterioro de ciertas funciones producidas por algún tipo de proceso neurodegenerativo”.