Plan de acción frente a las alergias y las reacciones cutáneas en verano

Es una época especialmente complicada por el cambio de hábitos

Por hola.com

Aunque la primavera es, tal vez, el momento más complicado para las personas alérgicas, lo cierto es que en verano también podemos encontrarnos con este problema. "Hay alergenos prácticamente en todas las épocas del año", tal y como nos explicaba el doctor Miguel Hinojosa en una reciente entrevista. Por este motivo, no hay que bajar la guardia. La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) advierte del aumento de casos de reacciones cutáneas y de alergia a alimentos precisamente durante los meses de verano. ¿La razón? “En verano cambiamos nuestras costumbres, por ejemplo, prescindimos de calcetines y exponemos la piel de nuestros pies directamente al calzado; comemos con mayor frecuencia en restaurantes y descansamos en lugares donde abundan los insectos. En algunos casos este tipo de acciones pueden repercutir de forma negativa en los pacientes alérgicos, por lo que es recomendable extremar las precauciones”, nos explicaba el doctor José Luis García Abujeta.

Ojo con los alimentos
Las alergias alimentarias pueden incrementarse en verano a causa de un "mayor descuido". Estas reacciones adversas se producen cuando el sistema inmune responde a un determinado alimento y produce una hipersensibilidad. El doctor aconseja a los alérgicos a alimentos “vigilar todos los productos que se ingieren leyendo detenidamente los ingredientes que los componen: leche o frutos secos en los helados, trozos de frutas como melón, kiwi y melocotón en postres y batidos; mariscos en pastas o ensaladas, etc.”

La piel, especialmente sensible
Por otro lado, la piel se vuelve especialmente sensible en esta época y tiene tendencia a agrietarse y a sufrir heridas. Los cosméticos, las cremas solares y algunos antiinflamatorios de uso tópico pueden provocar una reacción alérgica. “Existen alergias en la piel (eccemas) que precisan de la acción conjunta de las radiaciones solares para producirse. Entre las causas que las producen se encuentran algunas plantas (higueras, cítricos, etc.) o los filtros que tienen algunas cremas solares. En el caso de los medicamentos antiinflamatorios puede producirse tanto por la aplicación en la piel como por su ingesta”, añade el alergólogo.

Ácaros en las residencias de verano
En general, los ácaros, responsables de la alergia al polvo doméstico, se encuentran especialmente confortables cuando la temperatura es templada y la humedad relativa del ambiente es elevada. Por ello son muy abundantes en regiones costeras. También por esta causa la concentración de ácaros en las casas aumenta durante las épocas de cambio estacional (primavera y otoño), con lluvias y temperaturas suaves, y suelen disminuir durante el verano e invierno. “Aunque en verano la alergia a los ácaros es menos frecuente por las buenas condiciones climatológicas se deberá tener cuidado en los traslados a otros domicilios de verano y con la limpieza en las casas que llevan tiempo sin ser habitadas. Se recomienda hacerlo de manera anticipada a la llegada del paciente alérgico”, explica el doctor. 

Contacto con animales
Además, en ocasiones se viaja a lugares donde se entra en contacto con especies con las que normalmente no hay relación directa y que pueden provocar alergia. “Las alergias a animales más frecuentes son a los gatos o perros, pero también pueden producirse a ratones, cobayas, hámsters y caballos. Las proteínas del pelo, la saliva o la orina de mascotas domésticas pueden producir una reacción alérgica que ataca a los ojos y las vías respiratorias en forma de rinoconjuntivitis alérgica, y pueden dar lugar a síntomas asmáticos. También pueden causar dermatitis atópica o una urticaria”, indica este experto. Por último, la prevención de reacciones graves por picaduras también adquiere mucha importancia en el caso de los pacientes alérgicos. 

En todos los casos…
Los pacientes que padecen algún tipo de alergia deberán viajar con la medicación recomendada por sus alergólogos. En ocasiones precisarán tratamientos preventivos y en otros “medicación de rescate” como antihistamínicos o broncodilatadores para solucionar los nuevos episodios que se pudieran presentar.