El organismo tiene una forma muy curiosa de repartir los antioxidantes. Primero los envía a combatir los radicales libres a los órganos vitales (corazón, pulmón, riñones, etc.), y sólo después lleva los que quedan a zonas que considera menos importantes, como el pelo o la piel. Por esta razón, incluso una dieta muy rica en antioxidantes no acaba de cubrir las necesidades de la piel, que se beneficia tanto de su aplicación tópica en forma de cremas como de un extra por vía oral. De ahí que los nutricosméticos para la juventud de la piel tengan, sobre todo, poderosísimos cócteles de antioxidantes que no sólo protegen, sino que, además reparan. Si además se quiere tratar la piel envejecida o seca, se añaden activos que redensifiquen la piel, aumentando la síntesis de colágeno.
Licopeno: poderosísimo antioxidante que además redensifica la piel, al igual que otros carotenoides, como la luteína.
Vitamina C: no sólo es un gran antirradicales libres: además, favorece la producción de colágeno nuevo. Importantísima en procesos de cicatrización.
Ácidos linolénico y gamalinolénico: vitales en la constitución del cemento intercelular, mejorando la cohesión de la capa córnea. Se encuentran en alta concentración en el aceite de borraja.
Isoflavonas de soja: Compensan los efectos de las carencias hormonales propias de la madurez en la piel, actuando como estrógenos vegetales.
Acidos Omega 3 y Omega 6: vitales en la creación de lípidos cutáneos, por lo que son especialmente importantes para devolver la frescura y aspecto jugoso a los cutis secos o a los maduros, que pierden esa capacidad de sintetizar lípidos con la edad.
