Es uno de los compañeros del día a día, de nuestra rutina de cada mañana. Hablamos del cepillo de dientes, el gran aliado, junto con la pasta dentífrica, de nuestra higiene bucodental. Coincidiendo con su 50º aniversario, la firma Colgate hace un curioso repaso de nuestros hábitos de cuidado dental, a lo largo de la historia y en la actualidad, recogiendo los datos de un reciente estudio. Tome nota:
Según este estudio, las mujeres se cepillan más los dientes que los hombres.
Aunque no es una costumbre nada recomendable, uno de cada tres europeos se limpia los dientes sólo una vez al día. Y únicamente el 1% de los europeos reconoce cepillarlos tan sólo una vez a la semana. Los españoles ocupan el quinto puesto en limpieza bucodental, ya que el 69% se limpia los dientes, al menos, dos veces al día, por detrás de italianos, suecos, daneses y británicos.
Además, los españoles, portugueses e italianos son los que más se cepillan los dientes después de cada comida.
¿Sabe cuál es el tejido más duro del cuerpo? El esmalte dental
Los dientes han sido piezas muy cotizadas. Tanto, que en el siglo XVIII los pobres solían vender sus dientes a los ricos para que pudieran hacerse dentaduras postizas.
Un monje de Roma que, además, era dentista, guardó todos los dientes que había extraído entre 1904 y 1968 en tres grandes cajas. Al contarlos se descubrió que había ¡2.000.744 dientes!, con una media de seis extracciones diarias.
Ya los etruscos cuidaban su dentadura, y fue uno de los primeros pueblos en crear una especie de Facultad de Odontología hace más de 2.300 años, donde se hacían trasplantes de muelas y sustitución de piezas dentarias perdidas por otras de oro.
¿Y la pasta de dientes? ¿Cuándo nació? El médico Latino Escribonius Largus la inventó hace la friolera de 2.000 años. Su fórmula magistral secreta era una mezcla de vinagre, miel, sal y cristal muy machacado.... ¿habrá inspirado a las actuales?
Por su parte, el cepillo de dientes, como hoy lo conocemos, fue un invento del siglo XVII.
Las enfermedades periodontales son una de las causas principales de mal aliento. Los gérmenes se acumulan en la línea de debajo de las encías, y si no se eliminan, emiten gases que provocan el mal aliento que, en la mayoría de los casos, proviene de la boca y no del estómago.
