"Aunque existe una predisposición hereditaria para que un individuo sea alérgico, que se estima al menos en el 20% de la población, es la continua exposición a los alérgenos el verdadero desencadenante de las enfermedades alérgicas. Hace 100 años, la mayor parte de las personas, probablemente, también tenía una predisposición genética, pero no desarrollaba la enfermedad, porque la predisposición ambiental a los alérgenos era más favorable. Por ello, aunque la presencia de polen en un entorno rural sea mayor que en la ciudad, la combinación polen-contaminación de las urbes influye con más determinación en el desarrollo de la enfermedad que sólo la presencia del polen", indica el doctor Subiza, presidente del Comité de Alergología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
El tratamiento con fármacos debe orientarse a aliviar los síntomas de la alergia con rapidez y efectividad, mejorando la calidad de vida de pacientes que buscan olvidarse de efectos secundarios muy molestos, como puede ser la somnolencia. Aunque no evitan su aparición, sí que se pueden reducir los síntomas con algunas medidas, como pueden ser el uso de gafas de sol, ventilar las casas a la caída del sol y no por las mañanas, bajar las ventanillas del coche y evitar los parques y zonas con mucha vegetación. Si cada año se enfrenta a este problema, ante todo, extreme los cuidados y tenga paciencia.
