Podríamos traducir el término por ‘jardinería lenta’, aunque esta acepción no deja ver lo que es en realidad el slow gardening. Este movimiento es mucho más que una serie de técnicas para cuidar las plantas. Es, más bien, una filosofía que guía la forma en la que disfrutamos de nuestro jardín. Hoy te contamos las bases de este modelo de jardinería.
Disfrutar del jardín
Este es el objetivo cuando nos proponemos plantarr algunas especies vegetales en el exterior de nuestra casa: disfrutar de su cuidado y del tiempo que pasamos al aire libre.
Sin embargo, en el mundo occidental, tan acelerado y marcado por las prisas y la inmediatez, no siempre nos concedemos el tiempo necesario para ser conscientes de las cosas, de disfrutar de lo que nos gusta. La filosofía slow llega para reivindicar otra forma de vivir, de comer y también de cuidar nuestro jardín.
Inspirado por el movimiento slow food, que se originó en los años 80 para reivindicar otra forma de alimentación, ahora surge el slow gardening, que tiene como resultado un jardín para el disfrute, en el que cada tarea lleva sus propios tiempos.
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