El brasero, como antes ocurrió con el boom de las fuentes, se ha hecho un hueco en la decoración de jardines y terrazas, especialmente de las segundas residencias, tanto durante el invierno como en verano, donde no solo dan calor en las noches más frescas, sino que contribuyen a crear una atmósfera llena de encanto con su fuego y el color de sus llamas y refuerzan la iluminación general. Así, han conseguido trasladar la imagen idílica de manta, sofá y chimenea a una nueva con hamaca, toalla y ‘fire pit’, donde solo cambian los elementos, pero no las sensaciones que potencian. Si todavía no te has hecho con uno, es el momento de conocer sus ventajas, elegir bien y saber en qué rincón ubicarlo para que ocupe un lugar preferente en el diseño de tu exterior.