Hace un año, el 7 de noviembre de 2020, Reino Unido afrontaba su segundo confinamiento provocado por la pandemia por Covid-19. En casa de Álvaro Picardo, en el barrio londinense de Pimlico, él acababa de sustituir una pantalla vieja de una lámpara. En lugar de tirarla, se decidió a pintarla. Justo en ese momento, y sin saberlo, comenzó la historia que iba a cambiar su mundo.
El principio de una nueva aventura
Cuando Álvaro terminó de pintar aquella primera lámpara quedó sorprendido por el resultado. Pero, sobre todo, se maravilló de lo mucho que había disfrutado esa primera experiencia artística. “Durante aquellas semanas confinados me dediqué a pintar todas las pantallas de la casa. Supe entonces que había descubierto algo nuevo y que no quería dejarlo de lado. Comencé a investigar si había algo parecido en el mercado y comprobé que no había muchas personas que pintasen pantallas y, en cualquier caso, su estilo era muy diferente al mío”, explica el artista. Álvaro se decidió entonces a abrir una cuenta en Instagram (@handpainted_lampshades) y a publicar las fotos de las pantallas que pintaba. Los seguidores subían como la espuma.
Leer: Dale una nueva vida a tus muebles antiguos con pintura