La culpa de que este piso de sea una verdadera delicia y resulte tan personal como confortable es de la diseñadora brasileña Paola Ribeiro y de su capacidad para crear vida a través de una decoración ‘vintage’, que ama la mezcla y el arte. “Cuando compré esta propiedad en bastante mal estado, mi objetivo era que se convirtiera en mi ‘pied à terre’ en São Paulo, ya que comparto mi tiempo entre Río de Janeiro y esta ciudad, donde también tengo una oficina”. Lo primero que hizo fue una reforma integral que transformó una casa de 126 metros cuadrados y tres habitaciones en un refugio de dos dormitorios, un espacio único que alberga salón, comedor y cocina, dos baños, un aseo y una zona de lavado.
Espacios abiertos
Para crear sensación de amplitud, ‘sacrificó’ una de las habitaciones cediéndosela al salón e integrándola a la cocina. El resultado es un gran espacio común, donde cada ambiente está totalmente integrado, sin perder en ningún caso su propia personalidad. El suelo de madera de una sola lama y en tonalidad oscura se encarga de vincularlos espacialmente.
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