La iluminación artificial
La luz general debe ser uniforme, para ello es muy adecuado apostar por una lámpara colgante con varias bombillas o, si lo prefieres, por halógenos que se empotren al techo dispersados a cierta distancia.
Hay que evitar a toda costa que la luz de techo cree un ’efecto caverna’, es decir, que ilumine la zona de escritorio pero deje el techo oscuro, pues genera estrés y ello repercute negativamente en la productividad.
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