Entradas y salidas, momentos de prisa y de bienvenida al regresar a casa. El recibidor es ese espacio que debe ser cálido y funcional al mismo tiempo. Es la carta de presentación de nuestra casa hacia el exterior, por ser lo primero que ven nuestras visitas. Pero, además, debe ser práctico para hacernos la vida cotidiana mucho más fácil. ¿El secreto del éxito? Decorarlo con estilo pero sin perder el foco de la funcionalidad. Con estas ideas es posible.
Punto de partida: no abarrotar
Puede que no sea tu caso, pero los recibidores de la mayor parte de los mortales suelen ser de dimensiones reducidas. Un espacio desde el que se accede al resto de estancias de la casa, pero que no cuenta con muchos metros cuadrados.
Por eso no es buena idea querer llenarlo de muebles y complementos que lo recarguen en exceso, por varias razones. La primera es que conseguirás que el espacio sea mucho más hostil, ya que no podrás circular con libertad. Los muebles que pongas han de dejar al menos unos 90 cm libres para permitir el paso de forma cómoda.
Por otro lado, te cansarás pronto de tanto elemento y accesorio. Mejor práctica la sobriedad y, si tu recibidor es pequeño, elige los muebles imprescindibles y que sean sencillos y de poco fondo (de 30 cm o incluso menos).
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