Amplio y con forma de ‘L.’, el sofá rinconero no tiene rival en el salón. Es protagonista de la vida social y familiar de la casa, ya que en él nos reunimos después de cenar para ver la tele, tienen lugar las sobremesas con amigos o las siestas de fin de semana. Además de carácter, algo que sus dimensiones le otorgan al instante, cuenta con méritos propios para ser la estrella de la decoración de salones, incluso en los de pocos metros. Se adapta al espacio; permite dividir ambientes y separar el comedor del estar; es perfecto para familias numerosas, gracias a su número de asientos que hace que nadie se quede fuera, facilita la conversación, favoreciendo el cara a cara; y su ‘chaise longue’, la mayoría de ellos la tienen, es la más deseada. Un consejo: vístelo en colores neutros o tonos poco intensos (blanco, gris, negro, beis…) y deja que llame la atención por otros motivos.
Resistente y bien vestido
Al igual que ocurre con los modelos convencionales, aunque en este caso aún con más cuidado dado el trote que se le suele dar, es conveniente que la estructura sea de madera, como haya, arce o pino, y que los asientos tengan una firmeza con una densidad mínima de 30 a 35 kg/m3. Respecto a los tejidos y el color, aunque todo es cuestión de gustos, resulta conveniente elegir un modelo completamente desenfundable, que facilite el mantenimiento u optar por una tela con tratamiento antimanchas, tipo Scotchgard o Teflon. El cuero, como en esta propuesta de Porada, es una opción muy actual que también puede tratarse, para hacerlo más duradero y resistente a las manchas.
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