¿Cómo adaptar una vivienda para dar servicio a una familia con hijos? Marta Goyanes y Cristina Espejo, del estudio de interiorismo Espejo & Goyanes, fueron las encargadas de reorganizar por completo esta casa para adaptarse a las nuevas necesidades de los propietarios, una familia con hijos. Por eso, “la intención del proyecto era que tuviese un interiorismo atemporal, elegante y a la vez divertido y fresco. Sacándole el mayor partido a los elementos sobresalientes del espacio, con el juego de vigas y falsas vigas para enmarcar las diferentes zonas”. 

El piso, situado en el distrito de Chamartín, en Madrid, se transformó para concebirse como un espacio que emplea diversos materiales, dando lugar así a una atmósfera fresca y atemporal con contrastes de color.  

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Una declaración de intenciones

Este contraste comienza en el hall, donde se utilizan una serie de colores que causan un efecto fresco y atemporal. El primer color utilizado es el menta, que se puede apreciar ver en armarios y paredes, y el segundo el gris, utilizado en el suelo de madera de lama ancha. El rodapié potencia, aún más, ese aire fresco a la casa con su diseño bicolor. 

El recibidor presume de unos grandes armarios empotrados, perfectos para regalar almacenaje y espacio para guardar. Y la puerta, acristalada y en blanco, tiene reminiscencias Art Decó gracias a los detalles curvados de su fina perfilería, que potencia la elegancia y da un toque moderno. 

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Un salón elegante, pero con un punto desenfadado

Ese aire fresco continúa hasta los dos salones y el comedor, ahora unidos gracias a la eliminación de todos los tabiques. Gracias a diversas técnicas, que consiguen aportar luz y vitalidad, el piso presume de un toque clásico y moderno. El salón es buen ejemplo de ello. 

Por un lado, encontramos un sofá curvo blanco y una mesa de mármol en tono rosado, que “crean una armonía cromática que resalta con la fibra natural del biombo”, aseguran Espejo y Goyanes, ambas arquitectas de interiores. 

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Una combinación de color atemporal y algo clásica 

Los salones están unidos, pero diferenciados por el color. Mientras que en el primero triunfa el blanco y los tonos más suaves, como el de la mesa de mármol, rosada; en el segundo, el verde menta es el protagonista. Eso sí, con ciertos matices grisáceos que lo hacen cálido y perfecto para ser el color principal de la estantería a medida que abarca toda la pared en esquina. 

Llama especialmente la atención el techo de esta zona, decorada con un papel pintado que recuerda también a las geometrías propias del estilo Art Decó. Las interioristas han suavizado su efecto colocándolo entre a las vigas, de color blanco. 

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La clave está en las antigüedades

Para decorar, a Espejo y Goyanes les gusta añadir piezas atemporales encontradas en anticuarios. “Las mezclamos con mobiliario hecho a medida, todo sobre materiales nobles como el suelo de madera de roble de lama ancha limitado por un rodapié bicolor que consiguen darle un toque joven y fresco”, afirman. 

Aquí, por ejemplo lo es la mesa antigua del office, que destaca sobre un entorno clásico, con un punto moderno, que vienen de la mano del sofá y las sillas, de líneas contemporáneas. Destaca el papel pintado con motivos geométricos con detalles dorados, que enmarcan el área.

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Un canto a la luz

“La reforma, tanto de la estructura de la casa como de su interiorismo, está enfocada en la luminosidad y la fusión entre lo estético y la funcionalidad”, dicen. Por eso, los espacios se han unificado, dejando en una y grandísima estancia los salones y el comedor. Destaca también la selección de materiales naturales. “Estos incluyen piedras, maderas nobles, metales y telas naturales, que, junto con la gran presencia artística dan como resultado un espacio divertido y elegante”, nos cuentan. 

Aquí, apreciamos también una estantería de obra empotrada en la pared, con el mismo acabado que la librería del salón, lo que da unidad a la estancia y las unifica visualmente. 

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Un dormitorio elegante en blanco y negro

En el dormitorio principal se ha apostado por un dormitorio predominantemente blanco, en el que luce el mismo suelo de madera de roble de lama ancha que el resto de la casa. El estilo elegido es clásico gracias al empotrado con puertas con molduras en blanco, pero especialmente al original cabecero, creado con papel pintado de rayas blancas y negras y delimitado por un perfil negro en todo el perímetro del mismo. El punto moderno lo pone el detalle de las estanterías sobre las mesitas que, además de decorar, dejan espacio para colocar adornos o libros. 

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Un baño clásico en el que triunfa el negro

Negro es el mueble bajolavabo como el superior, ambos con el mismo diseño, y negra es también la encimera, con acabado en mármol veteado y que aporta un toque clásico. Y es que el mármol vuelve a ser tendencia o, al menos, su acabado. 

El punto más elegante lo pone el estor con una tela en tonos dorados y blancos y un estampado arabesco, que tamiza la luz que inunda el aseo. Un gran espejo encastrado crea una caja de luz, que refleja todos los elementos y multiplica el espacio.       

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Un dormitorio por el que no pasa el tiempo

Igualmente válido para una niña que para una adolescente que está creciendo, esta habitación juvenil hace de la combinación del papel pintado con el blanco de las paredes su seña de identidad. Un gran acierto es también el mobiliario en color gris que combina con cualquier ropa de cama que se coloque sobre ella. Destaca la silla con piel de oveja, una tendencia en boga, así como la lámpara de fibras, que sube la temperatura. 

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Un dormitorio infantil en gris

Con el mismo diseño que el dormitorio anterior, este para niño utiliza la pintura sectorizada para darle el punto divertido y desenfadado. En él se utilizan los mismos recursos que en la habitación anterior y del que también llama la atención el armario volado sobre el cabecero, muy discreto. 

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