Una de las cosas más importantes a la hora de acometer las tareas de la casa es la organización. Nos ayuda a tener muy claro qué trabajos hemos de realizar, en qué orden y con qué frecuencia.
Sin embargo, y aunque seamos previsores y ordenados, hay ciertos rincones que suelen pasarse por alto. Un buen día descubres que hace siglos que no los limpias, que la suciedad y el polvo se han acumulado y que ahora cuesta mucho más trabajo dejarlos en condiciones.
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A continuación hacemos un repaso de estos puntos críticos para tenerlos muy presentes en los planes de higiene doméstica.
Los techos, esos grandes ignorados
Es cierto que no solemos alzar nuestra vista hacia el techo, más que en contadas ocasiones. Y quizá por eso no les dedicamos a esas superficies el tiempo y el cuidado que se merecen. En los techos de tu casa, aunque no lo parezca, se acumula el polvo, sobre todo si tienes molduras decorativas.
Para mantenerlos en buen estado, no esperes a la limpieza general. De vez en cuando pásales un plumero de microfibra, ayudándote con un mango telescópico, o envuelve el cepillo de barrer en un trapo seco. Ve trabajando por zonas, arrastrando el cepillo para eliminar el polvo.
Existen zonas difíciles, como el techo de la cocina, que requieren un tratamiento más profundo. Además de polvo se acumulará grasa, manchas, etc. Lo mejor es darle una mano de pintura una vez al año.