Puede que todavía nos queden días de verano, de calor y de sol, pero con la llegada de septiembre y la vuelta al cole y a rutina, se vislumbran en el horizonte las tareas de orden en casa propias del otoño.
Una de las más difíciles (o aburridas) de acometer es el cambio de armario, quizá porque el de la mayoría de nosotros suele estar desordenado y eso no ayuda en absoluto.
¿Cómo cambiaría el panorama si tuviésemos nuestra ropa bien colocada? Seguramente mucho. Con los trucos que vamos a darte a continuación podrás conseguirlo.
Menos es más
¿En tu armario no cabe una sola prenda más? Es el momento de admitirlo: necesitas hacer una (gran) limpieza inicial para seleccionar, de entre todo el batiburrillo que es tu fondo de armario, aquellas prendas que deben seguir contigo y aquellas que no.
Y lo mejor para acometer esta tarea es ponerse manos a la obra: piensa en la ropa que nunca usas y que ocupa espacio sin aportar nada.
Puedes utilizar el método sueco de orden Dödstädning, seguir los consejos de Marie Kondo o, simplemente, preguntarte si esas prendas te gustan, si son de tu estilo y si te valen. Si la respuesta a alguna de estas cuestiones es no, deshazte de ellas cuanto antes.