Los electrodomésticos son una parte esencial de la cocina. Si hay algunos que son imprescindibles, como el frigorífico o la lavadora, otros resultan muy prácticos, y nos hacen la vida mucho más fácil, como, por ejemplo, el lavavajillas. Ese aparato que nos garantiza la limpieza, impecable, de nuestros platos, cubiertos...
Para sacarle el máximo rendimiento, conviene elegir un modelo de calidad, con una clasificación energética de A+++ para mantener el consumo eléctrico bajo control. Pero, además, es necesario limpiarlo con frecuencia para lograr que esté siempre en buen estado.
Un ahorro indiscutible
Son muchas las razones que existen para tener un electrodoméstico como el lavavajillas en la cocina. La primera es que nos ahorra tiempo y esfuerzo en la tarea cotidiana de fregar los platos. Sin embargo, éste no es el único motivo. Tal y como avalan diversos estudios realizados en los últimos años, poner el lavaplatos supone un ahorro de agua considerable frente a fregar a mano. El Canal de Isabel II, por ejemplo, realizó un análisis sobre el tema en el que concluyó que este electrodoméstico ahorra 30,6 litros de agua por familia y día, en comparación con fregar a mano.
En cualquier caso, es importante saber utilizarlo de la manera más eficiente posible:
- Opta siempre por un modelo de categoría A+++.
- Utiliza un programa ECO (lo incluyen todos los lavaplatos). Es más largo, pero consume menos agua y energía.
- Utilízalo siempre con carga máxima y coloca bien los platos para conseguir los mejores resultados.
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