Amplia, con cerca de 1.000 metros cuadrados, y luminosa, la nueva mansión de Michelle Pfeiffer respira un sereno aire natural, con sus colores neutros y sus suelos de madera clara. Un gran espacio común, que se alarga hacia el exterior, multiplicando tanto los metros como la luz, se erige como el corazón de la vivienda. Con dos zonas de estar, colocadas en paralelo, cuentan con pocos muebles, pero de tamaño XL, donde el (casi) blanco de las tapicerías de los sofás contribuye a crear una atmósfera tranquila, donde hacer vida en familia: la actriz lleva casi 40 años con su marido y tienen dos hijos.