El plástico lleva en nuestras viviendas mucho tiempo, aunque no nos demos cuenta. Ahora, cuando el respeto por el medio ambiente y la sostenibilidad se está instalando en el hogar, su esplendor se resiente. Por eso, se ha reinventado, demostrando que todavía tiene mucho que decir en la decoración de interiores, mostrando, al mismo tiempo, su versión más sostenible. 

Las pioneras

Las Eames Plastic Chair se presentaron en el mercado en 1950 como las primeras sillas de plástico de producción industrial en la historia del mueble. Actualmente, Vitra fabrica las carcasas con polipropileno, en una gran selección de colores. Tan vigentes y jóvenes, siguen siendo una de las razones que, pese a todo, nos hace ver el plástico y sus derivados como uno de los materiales 'top' para la decoración de la casa. Este icono del diseño cumple, sin duda, una de los objetivos de Charles y Ray Eames “Conseguir más de lo mejor para más gente y por menos”.

Más de una vida

Avanzamos, o al menos lo intentamos, hacia un mundo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente. El plástico ofrece un sinfín de posibilidades en el diseño de interiores, pero también estamos ante un gran contaminante, siendo el PET (Tereftalato de polietileno) es más fácil de reciclar. Por eso, cada vez son más usuales las propuestas que emplean polipropileno reciclado, como la de la colección Ibiza de Eugeni Quitlet para Vondom, que se fabrica con plásticos que llegan a la isla pitiusa. Una serie de tumbonas en monobloque, apta para interior y exterior, capaz de atrapar la esencia en una pieza para siempre.

Para siempre

Hablar de la silla Louis Ghost de Philippe Starck para Kartell es hablar de diseño con mayúsculas, ya que estamos ante un producto que, pese a su juventud (nació en 1992) ha sido amado, copiado y deseado desde que apareció, gracias a su atrevimiento, su resistencia a los golpes y al agua y, por supuesto, su capacidad para emocionar e integrarse en estancias modernas o clásicas, según sus acompañantes. Realizada en policarbonato transparente y en colores, además se pueden apilar, para almacenarlas sin ocupar espacio extra.

Alfombras vinílicas

Se han convertido en un básico de nuestras cocinas y habitaciones infantiles, gracias a sus cualidades técnicas (son muy resistentes, ignífugas, hipoalergénicas, fáciles de limpiar…), pero también por sus posibilidades decorativas. La Rust de Beija Flor viene dispuesta a conquistar estancias como el salón y el comedor, demostrando que no hay lugar de la casa que se le resista. El estilo bohemio y el vinilo son ideales para los espacios elegantes y modernos.

A tus pies

Los suelos de vinilo llevan tiempo siendo aliados de las casas actuales, especialmente en estancias como la cocina y el cuarto de baño, donde se precisa un pavimento resistente al agua, las rayaduras y las manchas. Además, proporcionan una pisada cálida, suave y silenciosa (adiós a los ruidos de los tacones o las patas de los perros). Los nuevos vinílicos de Quick-Step son rígidos, por lo que también protegen de las abolladuras, evitan que salgan desigualdades y resisten bien los cambios de temperatura.

Aliado en el exterior

Si algo no se le puede negar al plástico y a todas sus variantes son sus muchas cualidades técnicas que lo hacen tremendamente resistente, otorgándole (casi) el principio de inmortalidad. En la decoración de terrazas y jardines, las fibras sintéticas se han convertido en imprescindibles. A imagen y semejanza de las naturales, son capaces de aguantar el sol, la lluvia y el frío, mostrando siempre su mejor versión, como los muebles de la colección Virginia de El Corte Inglés.

Vinilos para decorar la pared

Una manera rápida, sencilla y, por supuesto, efectiva de cambiar el aspecto de una estancia, dar una pincelada de color o poner un toque de estilo, como en este ambiente de Beija Flor, en el que el vinilo Tin Tile (120 x 180 cm) diseña un cabecero muy especial, que se integra a la perfección en ambientes ‘boho chic’. La ropa de cama blanca es requisito imprescindible para recrear el ‘look’.

Reciclado y con nuevo 'look'

¿Puede tener una doble vida el plástico que tiras al mar? La colección Musselblomma de Ikea, que estará en tiendas en 2020, demuestra que sí. En colaboración con Seaqual (una iniciativa en la que colaboran pescadores, ONG, comunidades locales y autoridades para limpiar los océanos de residuos marinos, y bajo la batuta creativa de la diseñadora española Inma Bermúdez, la marca sueca lanzará al mercado manteles, fundas de cojines y una bolsa con los colores del mar (verdes y turquesas combinados con coral). Una anotación: por cada kilogramo de plástico PET que se utiliza para elaborar el tejido, se extraen del mar nueve kilogramos de residuos.

Diseño sostenible

La décima edición de Rehogar nos ha mostrado cómo los objetos pueden tener tantas vidas como un gato y ser, en cada una de sus transformaciones, una pieza única y sostenible. Una propuesta que cambia el ‘usar y tirar’ por el ‘utilizar, cuidar y transformar, como estos muebles de ecoBirdy (Vanessa Yuan y Joris Vandriel) hechos de residuos de plástico reciclado.