Un apartamento con alma clásica y funcionalidad contemporánea en París

Los interioristas de la firma Mis en Demeure fueron los responsables de redistribuir las estancias de este espectacular apartamento parisino. De paso, le devolvieron su alma y distinción, armonizando el encanto del estilo clásico francés con toques contemporáneos

by hola.com

París es una de las ciudades más bellas del mundo. Por sus paseos a la orilla del Sena, por las vistas desde la Torre Eiffel, por las joyas que encierra el Louvre, por los Campos Elíseos… Y por algo mucho más sencillo: el encanto de sus edificios, con sus tejados negros, elegantes, incluso majestuosos. Sobre todo en el Quai d’Orsay, donde sus interiores suelen ser tan espectaculares como sus fachadas.
Para demostrarlo hemos conseguido acceder a uno de ellos. Un impresionante apartamento de 600 metros cuadrados ubicado frente al puente Alexandre III, y con vistas al Sena. Se encuentra en un edificio construido en 1880, con una disposición característica de las habitaciones en una fila. A lo largo de sus distintas reformas, se destruyeron las molduras, se quitaron las puertas, se reorganizaron las habitaciones simplificándolas y  a veces reduciéndolas  a la mitad.  De modo que la vivienda había perdido toda su alma. Por suerte, un refinado cliente inglés —que desea  permanecer en el  anonimato— adquirió la vivienda y decidió dar carta blanca a la firma Mis en Demeure para restaurar esta casa respetando la historia original, aunque añadiéndole la comodidad contemporánea. El resultado del trabajo del estudio dirigido por Philippe Daraux te va a dejar con la boca abierta.


Más información:
www.misendemeure.com

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Para el vestíbulo y la entrada, el estudio de decoración ha trabajado con una armonía de colores cálidos que van del rosa polvo al gris hielo. En cuanto al mobiliario, han empleado los códigos de una casa familiar mediante la mezcla de estilos: alfombra persa del siglo XIX, butaca Mis en Demeure estilo Luis XIV, cómoda Régence, consola Luis XV.  
En el salón principal se juega con el gris azulado y el verde agua para dar un ambiente contemporáneo. Y, como contraste, mantienen las molduras barnizadas y doradas de antaño. Dos grandes sofás inspirados en 1940 flanquean la chimenea y se acompañan, como en un salón clásico, de dos sillones Mis en Demeure de estilo Luis XV, con el respaldo bordado con motivos florales. 
En uno de los salones se colocó una chimenea Luis XV decorada con un cortafuegos del siglo XVIII en bronce. Y se coronó con un elegante espejo, presentando un juego de marcos antiguos. Sobre la chimenea, una serie de candelabros y lámparas de mesa, también realizados en bronce.  
En la imagen, detalle de una lámpara de la firma Mis en Demeure de metal patinado que representa un balaustre. Está colocada sobre una mesa del siglo XVIII, delante de un dibujo original del siglo XVIII. El cordón de pasamanería que sujeta las cortinas se ha hecho a mano para este espacio. 
En la sala de televisión, un gran sofá de líneas depuradas y una gran butaca se disponen en torno a una pieza central, la mesa de café. La cómoda Restauración y los papeles pintados del siglo XVIII enmarcados son un guiño a la coherencia de la atmósfera general. 
Al fondo de la sala de televisión destaca la espectacular biblioteca Napoleón III de estilo holandés. Para su interior, Philippe Daraux eligió una colección de porcelana China y otra de objetos de maderas preciosas. 
Para el cuarto de baño principal, el estudio de decoración optó por el espíritu de finales del siglo XIX: es amplio y cómodo. La bañera de hidromasaje y los lavabos son del mismo mármol que el suelo, elegantes y luminosos. A la grifería y toalleros —de la firma inglesa Devon Devon— se les prestó una atención especial. 
La cocina —de forma alargada— supuso un desafío para los interioristas de Mis en Demeure, que querían otorgarle una sobriedad contemporánea, máximo confort y ergonomía. Al fondo de la misma queda una pasarela, tratada como una vidriera o un invernadero del siglo XIX. 
Para la configuración del dormitorio principal se han centrado en el siglo XVIII. Destaca el juego de puertas de madera con pequeños espejos que dan acceso al vestidor del señor, por un lado, y al de la señora, por el otro. La gran cama cuenta con dos cabeceros tapizados en terciopelo rojo.  
La habitación de invitados es de inspiración otomana, organizado en torno a una cama y unas majestuosas alfombras turcas. La pintura oriental data del siglo XIX y representa una mujer bereber. Los tonos de beige y marrón le otorgan un ambiente sencillo y muy elegante.