Para ello, los sillones conocidos como sillones relax o confort, son el elemento ideal que ayuda, no sólo a que encuentres tu rincón del descanso al acabar la jornada, sino también a decorar tu salón, ya que a diferencia de los que se diseñaban hace unos años, en la actualidad, suelen tener formas de lo más vanguardistas, colores vivos y un estilo moderno, sin olvidar aquellos con un toque más clásico, lo que puede ir bien con la decoración de cualquier tipo de salón.
Foto: Natuzzi
Los hay de varios tipos, aquellos que te ofrecen la posibilidad de estar cómodamente sentada estirando las piernas y los que llevan un mecanismo de masaje que pasa unos rodillos por la espalda y las piernas para conseguir la máxima relajación.
Guarda un momento para ti
Las marcas más importantes de sillones y sofás cuentan con una gama de modelos muy amplia, incluso ofrecen la posibilidad de que elijas la tapicería que más se adapta a tus necesidades y elaborar tu sillón relax con ella.
Leer, ver la televisión, escuchar música o simplemente dedicarte ese momento del día en exclusiva para ti, puede ser una experiencia maravillosa. Encontrar ese pequeño hueco tras el estrés de un día largo y pesado, tu lapso de tiempo, sólo tuyo, y dedicarte a disfrutar.
Relájate sobre tu sillón
Los diseños ergonómicos no tienen porqué ser feos. Desecha la idea de que tendrás que colocarlo en el último rincón de tu salón porque te sorprenderás de la cantidad de diseños maravillosos con los que te podrás encontrar cuando comiences a buscar tu sillón relax. Incluso, si cuentas con un espacio grande en esta estancia, puedes crear un ambiente especial, separado del resto, pero no para ocultarlo, sino para encontrar la relajación completa, un rincón separado por un biombo o un medio – muro o cualquier otro elemento que pueda separar el ambiente del resto del salón.
Foto: Natuzzi
Allí puedes colocar una lámpara con una luz más tenue, el sitio ideal para escuchar música relajante, colocar una alfombra grande, una mesa auxiliar cerca del sillón relax donde colocar un libro, una taza de café o una copa de vino y dejar que el tiempo pase sin mirar el reloj. Contar con un hueco así no tiene precio, ¿por qué vas a renunciar a él?
