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LA ENFERMEDAD DEL DUQUE

La duquesa de Alba, como cada día desde hace tres meses, acudió a la Clínica de la Luz, centro donde permanece ingresado su marido, Jesús Aguirre, para celebrar con él su 75º aniversario. Pero esto no es algo nuevo. La precaria salud del duque y la preocupación por su enfermedad, cuyo diagnóstico no se ha hecho público, ya les impidió celebrar, hace apenas dos semanas, su vigésimo tercer aniversario de boda. No obstante, como los dos enamorados que siempre han demostrado ser, los duques brindaron por el futuro y por la vida, a sabiendas de que, en unos días, el equipo médico de la clínica de la Luz le dará el alta.
Don Jesús Aguirre, de 66 años, un hombre de existencia y biografía apasionante, ha superado la grave recaída -se reunieron todos los hijos en Madrid temiendo lo peor- que hizo temer por su vida el pasado mes de enero... Tres meses después del terrible susto y, con la sonrisa puesta en los labios, don Jesús se prepara, ahora, para volver a casa. A Liria, el palacio en el que ha vivido, en los últimos 23 años, una existencia gloriosa. Un majestuoso edifico al que llegó como duque de Alba, en 1978, después de contraer matrimonio con Cayetana Fitz-James y en el que, como recuerda el propio don Jesús, sólo se enfrentó al problema de averiguar dónde estaban los interruptores de la luz.
Para ser duque no hace falta nacer como tal
Intelectual de tronío, traductor, crítico, conferenciante, predicador, editor, capaz de pronunciar, de memoria, un discurso en griego clásico, culto hasta lo indecible, don Jesús usó su experiencia y su sabiduría para ejercer el título como si lo hubiera heredado de sus antepasados. Cuidó con exquisitez todas las propiedades Alba y no hubo ni un solo día en el que no se declare enamorado de Cayetana. "Me levanto con el Alba y con la Alba", Jesús Aguirre, pese a no llevar ni una sola gota de sangre azul en las venas, siempre tuvo el empaque de los Alba, el carisma de los Alba y resulta casi imposible imaginar que alguna vez haya sido algo distinto que aristócrata. No en vano, con sus hechos ha demostrado, que para ser duque no hace falta nacer como tal. Como tal, también, y siempre partiendo del lema de que no tenía tiempo para practicar la enemistad, seguirá al frente de la Fundación de los Alba... y cuidará con celo los 40.000 volúmenes de la biblioteca entre los que existen piezas tan sagradas como: la primera edición de El Quijote, la primera de la Biblia en castellano (1430), los Testamentos de Fernando el Católico y las Cartas de Cristóbal Colón.