Ni kale, ni freekeh, ni espirulina, ni té matcha… Aunque hoy en día pueda parecer que nuestra dieta no será lo suficientemente sana si no incluimos en ella alimentos de nombre casi impronunciable (a los que parece concedérseles ‘superpoderes nutricionales’ que, en realidad, encontramos también en numerosos productos de la cesta de la compra tradicional), lo cierto es que no es necesario recurrir a ellos parar gozar de una dieta perfectamente saludable. Estos son algunos de esos alimentos ‘de toda la vida’ que se convierten en grandes aliados a la hora de llevar una alimentación sana:
Frutas, verduras y hortalizas: gran fuente de vitaminas y de fibra, poder antioxidante, bajo aporte calórico… Este grupo de alimentos debe convertirse en ‘prioritario’ en nuestra alimentación. Y es que sus ventajas y beneficios para el organismo, más allá del cliché, son incuestionables.
Legumbres: su alto contenido en proteínas (son una interesantísima fuente de proteínas vegetales) e hidratos de carbono hace que lentejas, garbanzos, alubias, habas o soja sean más que recomendables para un alimentación sana.
Frutos secos: según diversos estudios su consumo reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, en especial las nueces. Además, tienen un importante poder saciante. Pero, atención, ese consumo ha de ser moderado ya que los frutos secos tienen un aporte calórico alto.
Pescado azul: su contenido en ácidos grasos poliinsaturados de la familia Omega 3 (con capacidades protectoras frente a las enfermedades del corazón) hace muy recomendable la inclusión en la dieta de pescados azules como atún, salmón, caballa, boquerones, sardinas… (pescados que, además, añadirán minerales -sobre todo, yodo y calcio-, al organismo).
Aceite de oliva: El aceite de oliva, (mucho mejor si es aceite de oliva virgen, o virgen extra) es fuente de ácidos grasos monoinsaturados que contribuyen a mantener adecuados niveles de colesterol en sangre. También contiene elementos antioxidantes (polifenoles y vitamina E).
Cereales integrales: Por supuesto, no nos referimos a los cereales ‘de desayuno’ (que cuentan en su composición con grandes cantidades de azúcar, lo que hace recomendable tenerlos lejos de nuestras despensas). Hablamos de alimentos como el arroz o la avena integrales, el pan o la pasta hechas con harina integral (pero integral de verdad), etc, que pueden formar parte también de una dieta sana. Entre sus ventajas: el aporte de fibra y la sensación de saciedad que aportan.
Huevos: son una magnífica fuente de proteínas de alto valor biológico.
Ajo: este pequeño alimento, imprescindible en muchísimos platos de nuestra cocina, es rico en vitaminas A, B y C y en determinados minerales, como el potasio, que hacen de él un magnífico diurético e hipotensor. Resulta rico en fibra y es un eficaz antirreumático.
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