Es un gesto más que habitual: llegamos a casa de hacer la compra, comenzamos a sacar las frutas y verduras de sus bolsas y, en el momento que aparece la duda sobre si un alimento debe o no ir refrigerado,… lo mandamos rápido al Polo Norte por si acaso, pensando que así su conservación será mejor y más duradera. Y, resulta que, en realidad, en el caso de algunas frutas y verduras, es exactamente al contrario: el frío de la nevera puede deteriorar rápidamente su sabor, textura y propiedades. He aquí algunos de los ejemplos más comunes:
FRUTAS TROPICALES
Mango, piña, papaya… Este tipo de frutas han sido cultivadas a altas temperaturas, de modo que no se llevan nada bien con el frío. Éste anula las enzimas que les permiten madurar, así que no debemos refrigerarlas. En este grupo se incluye también uno de los alimentos cuyo consumo no ha dejado de crecer en nuestro país en los últimos años: el aguacate. A veces, cuando están muy maduros, cometemos el error de meterlos en la nevera, y así solo lo único que conseguirmos es que su interior se ennegrezca. La mejor solución en este caso será dejarlos fuera y consumirlos cuanto antes. Por cierto que, en relación a este tipo de frutas, recordamos también la recomendación de apostar por las frutas tropicales que se cultivan en nuestro país, en zonas por ejemplo como Axarquía (Málaga), dado que su consumo causará un impacto medioambiental mucho menor que las traídas desde otros continentes.
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PLÁTANOS
Ocurre lo mismo que en el caso anterior. Es cierto que, al tratarse de un alimento de consumo muy habitual, tenemos más experiencia y sabemos que, si lo metemos en la nevera, solo conseguiremos que adquiera ese color marrón negruzco tan poco apetecible y su sabor y textura también se deterioren. Así que, si no vas comerlos de manera inmediata, cómpralos más verdes. Otra alternativa podría ser congelar los plátanos antes de que se echen a perder y con ellos hacer después batidos, smoothies, helados… Un apunte más: los plátanos, al igual que otras frutas como el aguacate o el mango producen gas etileno (gas de origen natural, considerado la ‘hormona de envejecimiento de las plantas’). Cuando una fruta madura desprende etileno acelera la maduración de las frutas que están a su alrededor (hay alimentos que no lo producen, pero sí son sensibles a él). Tenlo en cuenta a la hora de colocar las frutas en tu frutero.
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CÍTRICOS
Naranjas, limones, mandarinas, limas… los cítricos también han de almacenarse a temperatura ambiente (el frío deteriora su piel y su carne, convirtiéndolos en un alimento insípido). Lo ideal: guardarlos en un sitio seco, fresco y aireado, lejos de la humedad y el calor. Y, aunque suelen conservarse bien durante varios días, lo recomendable es no tardar en exceso en consumirlos.
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PATATAS
También ha de ser fresco, seco y protegido de la luz el lugar donde guardemos las patatas. Fresco sí, pero no frío. Por lo que nunca deberemos meterlas en la nevera. En ella los almidones de la patata se convierten en azucares simples (que no nos interesan ni nutricionalmente ni a nivel de sabor). Esto mismo ocurre con otros tubérculos como la batata.
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CEBOLLAS Y AJOS
Tampoco deberemos meter en la nevera dos imprescindibles de nuestra cocina. El ajo y las cebollas. En ambos casos, la refrigeración hace que se deterioren de forma más rápida debido a la humedad y la subsiguiente aparición de moho. Lo ideal es tenerlos en lugar fresco, seco y ventilado, y usarlos en el momento. En el caso del ajo, si prefieres tenerlo ya picado para un uso rápido, mételo en un recipiente hermético y en este caso, sí, tenlo refrigerado pero no tardes demasiado en consumirlo. Las cebollas congelan bien así que puede ser otra opción antes de que terminen en la basura (siempre y cuando vayas a usarlas para preparaciones que no sean en crudo, esto es, sofritos, etc).
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TOMATES
Aunque su mejor temporada es el verano, los tomates no suelen faltar en nuestra cocina durante todo el año. Y uno de sus peores enemigos es la nevera y el frío: éste provoca daños en la fruta, impide que su maduración sea completa, y convirte su pulpa en pastosa e insípida. Si aún así has cometido el error de refrigerarlos, sácalos un rato antes de la nevera para que -con suerte- recuperen algo de su sabor.
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CALABAZAS
La calabaza, fruto típicamente otoñal, cuando está cruda y entera, no debe refrigerarse. Su dura piel preserva la pulpa a temperatura ambiente, y bien conservada puede durar varios días. Eso sí, una vez cortada sí puedes proteger los pedazos con film de plástico y meterlos en la nevera.
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MELONES Y SANDÍAS
Hace poco que dejamos atrás el verano y aún podemos ver algún melón y sandía en los mostradores de fruta. Lo habitual el meterlos en la nevera para tomarlos fresquitos. Sin embargo, al menos cuando están sin abrir, es preferible tenerlos fuera de la nevera. Al igual que otros frutos típicos del estío (melocotones, nectarinas, pimientos, calabacines…) el frío no es su mejor amigo ya que éste puede desvirtuar sabor y textura de su carne.