'Top Chef': Víctor recoge sus cuchillos y tacha de 'injusta' su expulsión

El valenciano se queda a las puertas de la semifinal en un programa marcado por la creatividad culinaria, los maridajes imposibles y las catas a ciegas

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‘Esta vez no habrá brazalete de inmunidad. No obstante, quien gane la primera prueba tendrá un privilegio clave que le facilitará el paso a la semifinal’. Así lo anunciaba Chicote al comienzo de la decimotercera entrega de 'Top Chef'. Marc, Fran, Víctor y David le escuchaban con mucha atención, conscientes de que, al final de programa, uno de ellos debería recoger sus cuchillos, quedándose a las puertas de la semifinal.

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Para esa primera prueba, conocida como ‘prueba de fuego’, ‘Top Chef’ había invitado a Fernando Canales, ‘capitán’ de los fogones del restaurante ‘Etxanobe’ (ubicado en el Palacio Euskalduna de Bilbao, una estrella Michelin) y un verdadero maestro en la preparación de soufflés. Y es que este clásico de la cocina francesa iba a ser el protagonista absoluto en ese primer reto de la noche.

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‘Es un plato que requiere mucha práctica y ninguno de nosotros lo controlamos’, decía Víctor, algo asustado. Era cierto; hacía muchos años que ninguno de los concursantes se enfrentaba a esta receta, en apariencia sencilla, aunque compleja en su ejecución. Aún así, no quedaba más remedio que hacerle frente, de modo que, tras la clase maestra de Canales (quien mostró en directo la preparación de un impresionante soufflé de chistorra), los cuatro aspirantes de 'Top Chef' se pusieron manos a la obra.

Dos ellos, David y Fran, optaron por preparaciones dulces, mientras que Víctor y Marc se decantaron por alternativas saladas, más complicadas a la hora de obtener buenos resultados, según Canales.

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Una vez metidos en el horno, los concursantes no despegaban la nariz de las puertas para comprobar el estado de sus recetas. ¡Por favor, sube!, le suplicaba, divertido, Víctor a su suflé de albahaca, setas y camarones. Fue precisamente el valenciano el que más convenció al jurado en la cata final. ‘Los sabores son demasiado potentes, pero está bien proporcionado’, decía el chef de ‘Etxanobe’.

Así las cosas, era el momento de la segunda prueba. Para su desarrollo el equipo se trasladó a la ‘Finca Zorita’ de Salamanca. Allí, los concursantes deberían enfrentarte a un reto de máxima creatividad. ‘Van a alucinar pepinillos cuando sepan lo que les espera’, decía Chicote. Desde luego, no exageraba… ¿La misión de los concursantes? Hacer un plato combinando cinco ingredientes muy difíciles de maridar en una misma receta: salmón noruego, vino tinto, melocotón fresco, alitas de pollo y gominolas. Por si fuera poco, las campanas escondían dos ingredientes más, unas galletas y unos arenques que Víctor, como vencedor de la prueba anterior, tenía el ‘privilegio’ de asignar a los compañeros que deseara (haciendo así su labor más complicada aún). ‘Las galletas para Fran y los arenques para Marc’, decidió.

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Por delante, 60 minutos para completar el reto. La presión estaba servida, máxime teniendo en cuenta el nombre de los jueces que se encargarían de juzgar esos platos imposibles: Albert Raurich, Eduard Bosch y Oriol Castro, quienes fueran miembros del equipo creativo de ‘El Bulli’. ¡Ahí es nada!

A pesar de la enorme dificultad, los concursantes supieron salir más que airosos del paso. ‘Son cuatro platos muy diferentes que retratan muy bien a cada uno de ellos’, les contaba Chicote a sus compañeros de jurado y a los ex cocineros de 'El Bulli', verdaderos maestros de las creatividad culinaria, para quienes su labor como jueces no resultó sencilla. ‘El nivel es muy alto, juzgar ha sido duro’, aseguraban.

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Pero había que quedarse con uno y, en este caso, el plato más acertado según su valoración fue el de David. Su ‘Ala de pollo ahumada con puré de castañas y emulsión de grasa de salmón con melocotón y salsa de alcaparras’ le dio el pase directo a la semifinal de la semana que viene. ‘Se me va a salir el corazión, estoy muy feliz’, asegura el catalán, al conocer la noticia.

De los tres concursantes que quedaban sólo dos podrían acompañar a David en esa ansiada semifinal. Los nombres se decidirían en la prueba de la ‘última oportunidad’, una de las más complejas y divertidas de las que llevamos en esta segunda temporada de programa: Marc, Fran y Víctor debían replicar un plato elaborado previamente por el miembro del jurado ‘Yayo Daporta’ guiados por todos sus sentidos… ¡excepto la vista!

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Una vez con los ojos vendados, los concursantes comenzaron a oler, tocar y probar la ‘merluza al vapor con gelatina de moluscos y almejas al natural’ preparada por Yayo. Sólo tenían dos minutos para identificar los ingredientes, y no se les dio nada mal. Acertaron con la merluza, con las algas, con los moluscos… el problema pasaba por la ejecución del plato.

Víctor parecía muy confiado; antes de entrar al programa había estudiado el recetario de todos los miembros del jurado y creía hacer reconocido la receta. Sin embargo, en esta ocasión, venir con la lección aprendida de casa le jugó una mala pasada; en origen, la receta iba acompañada de vino albariño (y así la ejecutó el valenciano), mientras que la receta presentada en plato era una versión actualizada, en la que se prescindía del famoso vino gallego.

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Un fallo que finalmente le llevó directo a recoger sus cuchillos y tener que abandonar el programa. ‘Los tres habéis hecho un buen trabajo, pero a veces eso no es suficiente’, decía Chicote. Según el jurado, Fran fue quien más se acercó al sabor del plato original, y entre las propuestas de Marc y Víctor, fue la del catalán la que más convenció.

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Algo que Víctor no dudó en tachar de injusto. ‘No es justo, el plato de Marc tenía más fallos que el mío’, aseguraba. ‘Yo quería llegar a la final, no ha podido ser, así que… para casa’, se lamentaba el valenciano, haciendo gala hasta el último minuto de su sinceridad y vehemencia. Así, por ejemplo, preguntado por el trabajo de los ya tres semifinalistas, Víctor aseguraba, contundente: ‘La cocina de Marc es un copia-pega y Fran está castrado por la doctrina de su jefe. La única cocina que me gusta es la de David’, afirmaba antes de abandonar definitivamente el plató de 'Top Chef'.