‘Top Chef’: Inés recoge sus cuchillos entre lágrimas después de cocinar su mejor plato en todo el concurso

La gallega se convierte en la octava expulsada en un programa con marcado sabor marinero

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Nunca el mar y sus productos tuvieron un protagonismo tan destacado en ‘Top Chef’ desde que empezó su segunda temporada. Y es que el pescado estuvo presente anoche de un modo u otro en todas y cada una de las pruebas en las que normalmente se divide el popular ‘talent show’.

 

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Para el desarrollo de la primera (la que concede la inmunidad a uno de los concursantes), el equipo se trasladó hasta Cádiz, en concreto sus preciosas salinas de San Vicente. Allí les esperaba un verdadero experto en materia marina y ‘viejo amigo’ del programa: el chef Ángel León, quien fuera jurado de la primera edición del concurso.

‘Quien quiera la inmunidad va a tener que mojarse y no es una manera de hablar’, aseguraba Chicote a los seis aspirantes a ganar ‘Top Chef’. Y no les engañaba… El reto en principio no parecía complicado: cocinar una dorada a la brasa y acompañarla con una ensalada de algas. Ahora bien, la dificultades se iban sucediendo… La primera de ellas: tendrían que ser ellos mismos quienes pescaran las doradas en los esteros de las salinas. Buzo de pesca puesto y red en mano, los concursantes se ‘echaron’ a agua con fortuna desigual. Marc, por ejemplo, enseguida consiguió pescar su dorada, mientras que a otros, como Peña, parecía resistírseles la misión. ‘Yo es que soy de interior’, decía entre risas el vallisoletano.
De poco le sirvió a Marc su habilidad inicial, ya que, al poner el pescado sobre las brasas, éste se carbonizó, de modo que tuvo que volver a capturar un nuevo ejemplar en tiempo récord. ‘Me alegro’, aseguraba Carlos, su ‘enemigo número uno’ en el programa, ‘porque él enseguida pensó que sería inmune’.

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La segunda dificultad del reto residía en las ráfagas de aire. ‘Esta prueba no es nada sencilla’, aseguraba León, ‘Yo conozco a muchos cocineros que no serían capaces de controlar, ya no tanto el pescado, sino las brasas y el viento’. Precisamente era el punto correcto del pescado lo que se buscaba, algo que ninguno de los concursantes consiguió. No obstante, hubo dos doradas que sí se cocinaron con algo más de jugosidad, según León y Chicote. Las preparadas por Inés y Víctor, siendo éste último quien finalmente logró hacerse con el brazalete de la inmunidad.

 

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Y, ya que estaban en Cádiz, Ángel León quiso aprovechar la oportunidad para invitar a comer a los concursantes a su prestigioso restaurante, ‘Aponiente’, premiado con una estrella Michelin. Claro que, aquello sonaba ‘demasiado bonito para ser cierto’, y los aspirantes a 'Top Chef' enseguida intuyeron que allí había gato encerrado.

No obstante, a la espera de la ‘trampa’ que a buen seguro escondía todo aquello, se relajaron y disfrutaron como niños con la cocina de León. Para la ocasión, el gaditano les agasajó con algunos de los clásicos de su celebrada cocina marinera. Un menú compuesto a base de snacks (unas ligerísimas tortillitas de camarón, sus falsas anchoas elaboradas en realidad con pechuga de pichón y unas empanadillas de plancton y calamar), un primer plato de ‘papas con choco y sus interiores’ y un segundo a base de callos marinos, que estéticamente simulan a la perfección a los tradicionales de carne.

 

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Y después de una de cal… la inevitable arena: una vez terminado el magnífico ‘banquete’, Chicote aparece en escena para aguarles la fiesta. ‘Ahora vamos a poner a prueba vuestra memoria gustativa. Tenéis que replicar estos platos que habéis degustado, sin hacer uso de receta alguna, y lo haréis trabajando en parejas que nosotros hemos formado’, les anunció. Éstas serían, por un lado, Víctor e Inés, por otro Carlos y David, y por otro una pareja en principio explosiva: Marc y Peña (sus rencillas a lo largo del programa han sido permanentes y sonadas).

Habiendo sido ganador de la inmunidad, Víctor contaba con la ventaja de decidir qué plato de Ángel León debería reproducir cada pareja. Una circunstancia que no tardó en provocar las primeras tensiones en lo que parecía su inquebrantable amistad con Carlos. Y es que Víctor asignó a su ‘amigo del alma’ cocinar el plato más complicado (las papas con choco y sus interiores). Un detalle que decepcionó mucho a Carlos, especialmente después de que durante la comida, como gran conocedor del recetario de León, él ‘chivara’ a Víctor los ingredientes con los que estaba compuesto cada plato. ‘Aquí cada uno tiene que salvar su cuello’, se excusaba Víctor. ‘Ya se han acabado los amigos en 'Top Chef’, aseguraba Carlos, visiblemente entristecido por el comportamiento de su amigo.

 

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Tras los 75 minutos que tuvieron para cocinar, los concursantes presentaron las réplicas de los platos de Ángel León al jurado más exigente posible: el propio equipo de cocina de León, encabezado por él mismo. Los snacks presentados por Víctor e Inés no parecieron convencerles demasiado, no así, las papas con choco elaboradas por Carlos y David. ‘Para el poco tiempo que han tenido, esto está para cantarle dos saetas’, aseguraba León haciendo gala de su arte gaditano.


Aún más gustaron los ‘callos marinos’ presentados por Marc y Peña que, a pesar de sus diferencias, supieron unir fuerzas para trabajar en equipo. Tanto gustó su plato que incluso el propio León quiso repetir ración, llevando a Marc y Peña a salvarse de la última prueba: la de la última oportunidad.

De vuelta en los platós de 'Top Chef', tres eran los concursantes que se enfrentarían para evitar tener que dejar el programa: David, Carlos e Inés (también hubiera tenido que hacerlo Víctor, pero se salvó del mal trago por su condición de inmune).

 

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Y, una vez más, el pescado como protagonista. ‘Tenéis que conseguir hacer un plato brillante con una cabeza de atún’. Era Chicote el que les retaba, mientras que Ángel León, les ofrecía algunas pistas: ‘La cabeza es la parte más fina y exquisita. Quitaros de la cabeza elaboraciones en crudo. Esto requiere fuego, así que pensad en preparaciones en caliente’.


Por delante, 60 minutos para cocinar un plato que degustarían en una cata a ciegas los miembros del jurado. De modo que había que ponerse manos a la obra. Y vaya ‘obra’…. Ni más ni menos que ‘pelearse’ con las enormes cabezas de atún (de unos 20 kilos) que cada uno tenía en la mesa. Para Carlos, por ejemplo, fue tal la ‘batalla’ que, tras destrozar dos cuchillos, terminó despiezando la cabeza del atún con sus propias manos, al más puro estilo karateka.

David parecía el más ‘encaminado’. Con su calma habitual, optó por preparar un galete (una de las partes de la cabeza del pescado más cotizadas) como si se tratara de un guiso tradicional de rabo de toro. Inés eligió el morrillo (otras de las piezas más apreciadas) para cocinarlo también de un modo tradicional. Carlos, sin embargo, fiel a su estilo, se decidió por una parte del atún similar a las carrilleras de ternera, aportándoles su imprescindible toque 'japo', bautizando a su creación culinaria con el nombre de ‘Happy lleras’.

 

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Trasncurrido el tiempo, llegaba el momento de la verdad. Los miembros del jurado, comenzaron a destapar las campanas que ocultaban las propuestas de los tres concursantes, tras cuya degustación, no parecía fácil decidirse por el nombre del peor. ‘Aquí hay tres platazos’, aseguraba Yayo Daporta, mientras Susi y Chicote asentían, y éste último se preguntaba en alto: ‘¿Con qué debemos quedarnos?, ¿con el riesgo o con lo clásico?’  Difícil decisión que, no obstante, hubieron de resolver. ‘Lo primero que queremos hacer es agradeceros a los tres que hayáis puesto encima de la mesa tres platos de categoría’, comenzaba Chicote alabando el trabajo de los candidatos, muy nerviosos ante el veredicto final.

El primero en salvarse y volver con sus compañeros fue David. Su propuesta fue la que más gusto en conjunto. Sólo quedaban Inés y Carlos. ‘Tenemos delante dos grandes platos’, decía Susi, pero el que se queda finalmente con nosotros es quien ha elaborado la receta de las ‘Happy lleras de atún’. La sentencia dejaba automáticamente fuera del programa a Inés, que veía obligada a recoger sus cuchillos y abandonar el programa, convirtiéndose en la octava expulsada. ‘Te vas habiendo cocinado tu mejor plato en todo el concurso, deberías meterlo mañana mismo en la carta de tu restaurante’, le intentaba consolar Yayo Daporta. ‘Sólo te ha faltado un poco de riesgo y de valentía’, añadía Chicote.

 

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Entre lágrimas, Inés se despedía del resto de concursantes. ‘Cuando recoges los cuchillos te emocionas mucho por todo lo que dejas atrás… Mil experiencias vividas. Yo he aprendido muchísimo y estoy muy agradecida a mis compañeros, me llevo una parte importante de cada uno de ellos’, aseguraba la gallega, mientras les deseaba mucha suerte para afrontar las futuras entregas del programa (que, por cierto, las semana que viene parece prometer también emociones fuertes, con la participación de las mamás de los concursantes. ¡Estaremos muy atentos!).