Otro clásico de la repostería. Mucho más ligera que la crema pastelera, puesto que, al no llevar harinas, tiene una menor densidad. Tiene numerosas aplicaciones: helados, pasteles o tartas, cremas cuajadas... También se consume tal cual como acompañante de frutas y dulces varios. Vendría a ser como una especie de natillas ligeras.
- 500 ml de Leche
- 3 ud de Yemas de huevo
- 125 g de Azúcar blanca
- 1 rama de Vainilla natural
-
1.
Abre longitudinalmente la rama de vainilla, extrae las semillas con la punta de un cuchillo y échalas junto a la vaina en un cazo con la leche y 75 g ramos de azúcar. Calienta a fuego medio y retiraa al primer hervor.
-
2.
Deja enfriar un poco.
-
3.
Echa las yemas y el resto del azúcar en un cuenco y bate con varillas hasta obtener una crema espumosa.
-
4.
Retira la rama de vainilla de la leche y vierte ésta en hilo fino sobre el cuenco de las yemas sin dejar de batir con varillas.
-
5.
Una vez incorporada toda la leche, vuelve a poner en un cazo y calienta al baño María, sin dejar de remover, entre 5 y 8 minutos o hasta que la crema nape el dorso de la cuchara.
-
6.
Pasa por el chino y pon a enfriar en un baño María con hielo.
-
7.
Cubre con papel film para que no haga costra.
Más recetas de
HUEVOS:
Últimas recetas: