La maldición se cierne sobre la quinta entrega de 'Piratas del Caribe'

Desde que comenzó el rodaje ha habido lesiones, protestas y asaltos, lo último es que Australia amenaza con sacrificar a los perros de Jonhy Depp

Por hola.com

La exitosa saga de Piratas del Caribe se inició en el año 2003 con La maldición de la Perla Negra. Una “maldición” que pronto se convirtió en un tesoro generando elevadas sumas de dinero y reventando las taquillas de todo el mundo en cada una de sus cuatro entregas. Sin embargo, el rodaje de la quinta cinta, Los hombres muertos no cuentan cuentos, está resultando de lo más accidentado. Cualquiera diría que sobre ella se cierne una auténtica maldición de la que ni el propio Jack Sparrow podría escapar con vida.

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Aunque obviamente los trabajos de los equipos habían empezado con anterioridad para crear los sets, fue el propio Jerry Bruckheimer –productor de la cinta- el que anunció a oficialmente el 19 de febrero que comenzaba en Australia el rodaje. Sin embargo las alegrías duraron poco, ya que al mes siguiente Johnny Depp –protagonista de la saga- se lesionaba las muñecas haciendo saltar por los aires el calendario de rodaje.

La versión australiana del Daily Mail aseguraba entonces que el accidente se había producido en el tiempo libre del actor, mientras conducía un kart en una pista privada propiedad de la estrella del motociclismo australiano Mick Doohan, otras fuentes aseguraban que el daño se produjo rodando las primeras escenas. Sea como fuere, el resultado es que el actor tuvo que regresar a Estados Unidos para someterse a una intervención e iniciar su recuperación.

Sin la estrella en plena forma distintas informaciones apuntaban a que el rodaje quedaba prácticamente paralizado y pronto voces de trabajadores afectados daban la vuelta al mundo. "Tengo una mujer, hijos y una hipoteca. No puedo sentarme y esperar por él. Si encuentro otro trabajo que garantice mis ingresos, tendré que aceptarlo", contaba un miembro del equipo técnico a un medio australiano. Aunque otras fuentes aseguraban que se estaba avanzando en todas las escenas que no requerían la presencia de Depp.

Pese a lo ocurrido, un portavoz de Disney confirmó el incidente al rotativo local, pero precisó que la fecha de estreno de la película –en la que el actor español Javier Bardem hace de villano- se mantiene para el 7 de julio de 2017.

Mientras un encapuchado se colaba a punta de navaja en el rodaje y uno de los actores de la segunda entrega se marchaba a Siria para combatir al autoproclamado Estado Islámico, The Austrialian se preguntaba entonces por el número de películas que se estaban rodando en sus costas y especulaban sobre el rodaje en secreto de un cliffhanger, que son las escenas que se emiten al final de una película o de un capítulo de una serie para generar suspenso y así allanar el camino para una sexta entrega de la que oficialmente nada se conoce.

Por otro lado, distintas organizaciones de protección animal, entre ellas PETA, pidieron al productor que cancelara los planes de enviar dos monos capuchinos a Australia para participar en el rodaje. La organización advertía de lo perjudicial que es para los animales arrancarlos de su entorno y recordaba la posibilidad de usar imágenes creadas por ordenador como se había hecho en El origen del planeta de los simios.

En ese sentido una organización del Reino Unido se unió a unas protestas que, según cuenta el Sunday Mirrow, no prosperaron. El director de la protectora The Monkey Sanctuary afirmó para el mismo medio: "Estamos muy decepcionados de que el gobierno australiano parece haber ignorado la información que proporcionamos con ellos acerca de lo perjudicial que es el uso de animales salvajes como actores”.

El 21 de abril las campanas volvieron a tirarse al vuelo: el capitán Jack estaba de vuelta. De nuevo así lo confirmaba el popular Bruckheimer. Sin embargo, los problemas no han tardado en volver ni un mes. Esta vez tienen como protagonistas a los yorkshire terrier de Johnny Depp y su mujer, Amber Heard, Boo y Pistol, que al parecer entraron en Australia a bordo del avión privado del actor, saltándose las normas que exigen que las mascotas entren en el país con un permiso especial y después de un periodo de cuarentena.

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El Ministerio de Agricultura australiano, Barnaby Joyce, ha sido tajante al respecto y le ha dado un ultimátum al actor que ha copado los informativos nacionales y pronto se ha viralizado. “Si comenzamos a dejar que las estrellas de cine -aunque hayan sido declarados el hombre más sexy dos veces- entren en nuestro país con mascotas, entonces ¿por qué no nos saltamos las leyes para todo el mundo?”, se preguntaba ante la prensa el Ministro. “Es hora de que Pistol y Boo se larguen a Estados Unidos”, dijo el político y añadió que “ahora el señor Depp deberá devolver a sus perros a California o tendremos que sacrificarlos”.

Las palabras del gobierno australiano pronto saltaron a la red, generando mucha repercusión y recogiendo firmas para conseguir un indulto. La pregunta parece obvia, con tantas “maldiciones” de por medio, ¿conseguirán los fans de la saga ver la película en la fecha prevista inicialmente?