Sophie Kinsella: confesiones en exclusiva de una compradora compulsiva

La comedia protagonizada por Isla Fisher que se estrenará el 20 de marzo está basada en la popular serie de libros de esta novelista, que nos habla abiertamente de su adicción a las compras

Por hola.com

En la nueva comedia romántica Confesiones de una compradora compulsiva Isla Fisher es Becky Bloomwood, una guapa e irrefrenable joven que es adicta a las compras. Su sueño es trabajar para una sofisticada revista de modas, pero en su lugar, consigue un trabajo de periodista en una revista de economía, cuyo editor es Luke Brandon (Hugh Dancy). Aunque queda claro que Becky y Luke tienen muy poco o nada en común, inevitablemente, los polos opuestos acaban atrayéndose y surge el amor. La película está basada en la popular serie de libros de Sophie Kinsella (que dice tener una ligera adicción a las compras). La novelista comenta sobre el placer y los riesgos que conlleva gastar y derrochar, y lo fantástica que es la nueva película.

¿En qué se inspiran tus novelas?
Solía derrochar el dinero y, cada mes, al recibir la cuenta de la tarjeta me entraba amnesia; esto es lo que me inspiró a crear el personaje. Solía decir: ‘¿Qué es esto? ¿De dónde ha salido?. Y le decía a mi marido: ’No he ido a esa tienda en mi vida. ¿Qué pretenden?’. Y era él quién decía: ‘¿No te acuerdas cuando compraste eso?’. Y entonces me sentía fatal. Ahí es donde se originó Becky, una chica alocada a quien le encanta comprar. Gran parte de la inspiración vino de la emoción que siento cuando salgo de compras.

Dentro de esta pasión por las compras ¿sólo te tienta la ropa?
No. Es lo que comenta Becky en el libro, tiene ciclos: maquillaje, zapatos, ropa, cojines, lo mismo me pasa a mí. Compro toda la ropa que necesito y pienso: ‘Vale. Ya es suficiente’. Y luego: ‘Y una lámpara o una alfombra o herramientas de jardinería’. Así que no tiene fin. Me encanta la ropa, pero también ir a los museos y, por supuesto, al final, ir a la tienda del museo. Lo justifico diciendo: ‘Esto es algo cultural’, porque lo compro en un museo.

¿Tienes alguna anécdota divertida en relación a alguna compra?
Un día vi un abrigo de ante precioso beige, tachonado de Max Mara que quería desesperadamente por mi cumpleaños. Pensaba lanzarle indirectas a mi marido diciéndole: ‘¿No te parece un regalo perfecto para mi cumpleaños?’. Ya me lo había probado y había pedido que me lo guardaran en la tienda y el encargado me llamó para decirme que otra clienta quería el abrigo. Iban a venderlo y me entró el pánico, así que le dije a mi marido: ‘Tenemos que ir a comprarlo ahora mismo’. Metimos al bebé en el cochecito y fuimos literalmente corriendo y dando botes con el carro para que mi marido me lo comprara.

¿Cuál ha sido la compra más emocionante que has hecho?
Un día le dije a mi marido que tenía que concentrarme seriamente en mi novela. Estaba muy ocupada escribiendo y, de repente, me apeteció salir a tomar un café. Al salir pasé por una tienda y vi un vestido de noche alucinante de lentejuelas y con cola de Jenny Packham. Lo habían rebajado 500 libras esterlinas de las 1.000 que costaba. No es que fuera barato, pero pensé que estaba a mitad de precio y era una auténtica ganga. Sólo les quedaba uno y era mi talla, así que pensé que tenía que ser mío. Estaba en el probador cuando me llamó mi marido para preguntarme si estaba avanzando con el libro: ‘¿Has conseguido concentrarte?’. Yo le dije: ‘Sí. Sí. Va viento en popa’, y susurré a los dependientes que se callaran. Me entró un sentimiento de culpabilidad tremendo. El dependiente me preguntó: ‘¿Para qué ocasión lo quiere?’. Y le dije que no tenía ninguna ocasión a la vista. Simplemente me encantaba. Me quedaba perfecto, así que lo compré. Poco después, mi agente organizó una fiesta en mi honor y aunque nadie fue de largo, a mí me dio igual, me puse mi vestido y me sentí genial.

¿Tienes demasiado de algo en el armario?
Probablemente zapatos, aunque, en realidad, no creo que muchos zapatos sean suficientes. Tal vez tenga demasiadas camisetas blancas. Tiendo a acumular. Me gustan tantos diseñadores que tengo cosas de todas las marcas.

¿Tienes alguna prenda en el armario sin la que no puedes vivir?
Cambia cada mes. Ahora mismo tengo un bolso precioso de Prada que me encanta, que lo compré cuando estaba rodando en Miami escenas para la película. Prada es mi marca favorita en este momento.

¿Tienes algo en el armario que te arrepientes haber comprado?
Me gustaría decir que no, pero tengo cosas ridículas que compré bajo la influencia de las hormonas. Tengo un par de zapatos horroroso, no te lo puedes imaginar. ¿En qué estaba pensando? Son de plataforma, con adornos de plata, tiras que suben por las piernas y un agujero a lo largo del tacón. Son zapatos de prostituta, pero estaban de rebajas y pensé que podía ponérmelos en alguna ocasión especial.

¿Sales de compras en todos los sitios a los que vas?
En todos los sitios. Siempre puedes encontrar algo allá donde vayas. Fui de vacaciones a Omán hace un tiempo y no hacía más que ver chales preciosos de rebajas. Nunca llevo chales, pero me cautivaron. Al final me compré tres y sólo me he puesto uno de ellos. Es fácil entusiasmarse con algo; ves algo nuevo y en un momento te creas una nueva imagen. Pensaba: ‘Voy a parecer una princesa beduina cuando me ponga mis preciosos chales de cachemira’.

¿Qué tal lleva tu marido tu adicción a las compras?
Ha llegado a comprender mi pasión por las compras. Es encantador. A veces viene conmigo y trata de parecer interesado. Para él, comprar lleva media hora. Sabe comprar. Se compra dos trajes y diez camisas y con eso le vale. Ésa es la diferencia. Para los hombres como él es una misión. Compras lo que necesitas y no tienes que volver a preocuparte el resto del año. Yo, por el contrario, siempre necesito más. Ésta es la diferencia entre los hombres y las mujeres".

¿Qué aconsejarías a los hombres con mujeres enganchadas a las compras?
Que sean tolerantes y, francamente, pienso que deberían leer los libros de la serie "Loca por las compras" para entender la mentalidad de las mujeres. Si no te gusta salir de compras, no vayas. No hay nada peor que ver a esos hombres que acompañan a sus mujeres y parece que les estuvieran torturando. Lo que tienen que recordar es que ellos seguramente gastan el dinero en otras cosas. Cada vez que mi marido me dice: ‘¿Necesitas otro par de zapatos?’. Yo le digo: ‘¿Necesitas más aparatos para tu ordenador?’. Pues no".

Por último, ¿tienes algún consejo para las personas locas por las compras?
Si sientes la necesidad de comprar algo, compra algo pequeño. En lugar de comprar un bolso de Chanel, compra una barra de labios de Chanel. También te hace sentir especial y tiene el magnífico envoltorio que tanto nos gusta. Vete a una tienda elegante y disfruta viéndolo todo. Después compra sombra de ojos, en lugar de un conjunto de la cabeza a los pies. Esto sigue siendo emocionante. No tiene sentido tratar de desengancharse dejando de comprar del todo.