Tras la cena de nominados en la Real Casa de Correos de Madrid anoche llegó la hora de la verdad. La Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas celebró su XXII edición de los premios Goya con un toque de entretenimiento y cierto glamour prácticamente ausente en anteriores ediciones. Pese a tener como rival a Las 13 Rosas, El Orfanato se coronó como la gran premiada de la noche en número de Goyas, siete, aunque la gran sorpresa la dio La soledad, de Jaime Rosales, que no se llevó muchos premios pero sí los más importantes y a los tres que aspiraba, el de mejor película, mejor director y mejor actor revelación. Una emocionada Maribel Verdú por fin ya puede poner el Goya de mejor actriz en su vitrina de premios y Alberto San Juan subió a recoger el premio al mejor actor.
La gala dio comienzo con la aparición en el escenario del humorista José Corbacho, vestido como el niño de El Orfanato, con un palo de billar, una marioneta y trece rosas en honor a las películas favoritas. Por segundo año consecutivo fue el encargado de amenizar la velada como presentador. Y el primer Goya de la noche a la mejor dirección artística recayó en El Orfanato, así hasta siete Goyas. Juan Antonio Bayona ha podido comprobar como los Goya y en especial su premio al mejor director novel avalan su película como lo ha hecho la taquilla, aunque finalmente no haya sido candidata a los Oscar. "Quiero compartir el premio con Guillermo del Toro que no ha podido estar aquí. Me ha demostrado lo excelente productor que es y lo mejor persona", comentó. "Se lo dedico también a Belén porque lo ha hecho todo en la película. Me lo ha puesto muy fácil".
El año de Maribel Verdú
El primer premio de mayor relevancia fue el de mejor actriz. Y el Goya es para
Maribel Verdú, grito su amigo José Coronado. Después de cinco nominaciones, y aunque luchaba con duras rivales, como Belén Rueda, Blanca Portillo y Emma Suárez, Maribel por fin se ha alzado con un Goya. Emocionadísima y sin poder contener las lágrimas, la actriz se fundió en un beso con su marido, Pedro Larrañaga, con su compañera y amiga Blanca Portillo y con el productor Elías Querejeta. Maribel quiso compartir el premio con las otras nominadas, además de agradecer el galardón a Gracia Querejeta por ofrecerle "el mejor papel de su vida". Y añadió: "Encima me lo da uno de mis mejores amigos", aseguró. Tampoco se olvidó de dedicárselo "a todas aquella personas que desde sus casas se han alegrado al oír mi nombre". Con un Goya en su haber, la actriz de Siete mesas de billar francés aprovechó la ocasión para confirmar que este fin de semana partirá a Estados Unidos para comenzar el rodaje de Tetro, la nueva cinta del director Francis Ford Coppola.
Amparo Baró, ausente en la velada, recibió el Goya a la mejor actriz de reparto por su papel en Siete mesas de billar francés. Gracia Querejeta recogió en su nombre el premio. La actriz Manuela Velasco, sobrina de Concha Velasco, recibió el Goya a la mejor actriz revelación por su trabajo en la película Rec.
En el apartado masculino el Goya al mejor actor fue a parar a manos de Alberto San Juan por Bajo las estrellas. El actor quiso sembrar la polémica y en un discurso totalmente fuera de contexto pidió la "disolución de la Conferencia Episcopal". Recordemos que fue también él quien propició en el guión de 2003 el "no a la guerra". Y por último, Invisibles, la película producida por Javier Bardem, se llevó el galardón al mejor documental. El actor español, inmerso en su carrera hacia los Oscar, no pudo estar presente, aunque un divertido Corbacho se disfrazó de su personaje en No es país para viejos.
Alfredo Landa, sin palabras
Un enorme aplauso inundó el Palacio para recibir a Alfredo Landa, galardonado con el Goya de Honor 2007 a toda su carrera. Tras la incertidumbre acerca de quien le entregaría el premio (recuerden la pelea con Jose Luis Garci), finalmente tuvieron el privilegio de hacerlo Miguel Rellán y José Sacristán. En un discurso algo incoherente por los nervios del momento, Landa dio las gracias e hizo subir a su mujer y a sus hijos para que le apoyaran en este momento tan especial. "Me he quedado sin palabras a pesar de haber preparado el discurso", comentó. Durante el pasado Festival de Cine Español de Málaga, Landa anunció su retirada de los escenarios a la edad de 74 años y admitía que recibir un Goya de Honor de la Academia de Cine era el colofón de su carrera: "Mi retirada no ha podido ser mejor. Llegué y me voy por la puerta grande".