Más vale tarde que nunca. Eso debió pensar Roman Polanski al recibir el otro día el Oscar que ganó hace cinco meses como mejor director por su película El pianista. Fue Harrison Ford, el mismo que en la pasada edición de los Oscar anunciaba su nombre, el encargado de entregarle la dorada estatuilla en Francia, país en el que vive el director, en el marco de la 29ª edición del Festival de Cine de Deauville. Recordemos que Polanski no puedo viajar a Estados Unidos y recoger personalmente su premio por sus problemas con la justicia de aquel país -se le acusa de un presunto delito sexual cometido en 1977-.
El realizador francés de origen polaco vivió muy de cerca la historia que narra en El pianista, ya que sus padres fueron llevados al gueto de Cracovia, del que él mismo consiguió escapar. Polanski agradeció a los miembros de la Academia de Hollywood su galardón en un comunicado:
Estoy muy emocionado por haber recibido el Oscar al mejor director por una película que relata eventos tan próximos a mi experiencia personal, acontecimientos que me permitieron comprender que el arte puede trascender el dolor".
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