Tony Cantó y Carla Hidalgo nos presentan a Lucas, su primer hijo

Por hola.com
—¿Cómo ha recibido Carlota a su nuevo hermano?
—Muy bien. La verdad es que Carlota está encantada, participando a tope de su hermano. Le da biberones, ayuda a bañarle, a cambiarle y a cuidarle. Creo que van tener una relación estupenda.
—¿Te alegra esta situación?
—Por supuesto que me alegra. Me alegra un montón. Verles juntos me produce una sensación en el estómago muy especial. Se mucho amor, mucho cariño y un gran sentimiento protector en Carlota. Son diez, para once, los años que tiene, y verla así crecer, con su personalidad y lo brillante que es, me vuelve loco. Su mente se abre día a día, y ver que tu hija es una niña muy madura es una satisfacción para cualquier padre.
—¿Cómo han recibido la noticia vuestras familias?
—¡Agotadoramente bien! No paramos de recibir visitas de la familia, llamadas para venir a verlo, regalos... A lo que Carla añade: —Sobre todo, porque es el primer nieto varón de las dos familias se ha convertido en el «amo y señor» de los Cantó y los Hidalgo. Su llegada ha sido un acontecimiento espectacular y Lucas se ha convertido en «el niño de toda la familia». La madre y el padre hemos pasado a un segundo plano. Lucas nos ha robado cualquier protagonismo, y eso nos encanta. Significa que ha sido muy bien recibido.

Carla, recientemente, ha sufrido la pérdida de su padre:
—Ahí estoy. Tengo mis momentos. Se me han juntado dos acontecimientos únicos en mi vida: muerte de mi padre y el nacimiento de mi hijo. Los dos son inolvidables, y encima han llegado juntos. Tan sólo tres días antes de nacer Lucas... Todavía lo estoy digiriendo. Mi padre le llamaba, cuando estaba en mi tripa, el «Patito Lucas». Me llegan esas imágenes y los recuerdos y me emociono. Es muy duro perder a tu padre, pero, sobre todo, cuando no te lo esperas. Un día muere uno de tus seres más queridos y a los tres días eres tú misma la que trae vida a este mundo. Es injusto, pero es como la llegada de uno sea a cambio de la desaparición del otro. Intento sacarle una lectura positiva, pero me cuesta. Está todo muy reciente. Me he quedado con muchas ganas de decirle muchas cosas a mi padre, de vivir y compartir más cosas con él. Pero, sobre todo, me he quedado con ganas de que mi padre conociese a su primer nieto.
—¿Se puede quedar Tony solo con el niño una semana?
—Y quince días. Está muy bien preparado. Sabe bañarle, darle de comer, limpiarle, dormirle, cambiarle, le da los «bibes», le cuida, le quiere, le ama... ¿Qué más le puedes pedir?
—¿Qué le pedís al futuro?
—Que nuestro hijo crezca libre, sano y feliz. No pienso hacer ningún plan —dice Tony—, porque todos los planes que hicieron conmigo se fueron al traste. Va a ser el que, poco a poco, nos vaya enseñando lo que quiere para sí mismo.