Angelina Jolie se ha convertido en la nueva imagen de la lucha contra las minas antipersona. La actriz ha decidido seguir los pasos de Diana de Gales, quien hizo de esta causa una parte muy importante de su actividad en los últimos años de su vida, y ser el mascarón de proa de las campañas que intentan erradicar su existencia.
Más cerca de las causas humanitarias que del cine
Vestida con chaleco antibalas y casco, la protagonista de Inocencia interrumpida denunció en un acto celebrado el pasado sábado en Lostock Gralam, en el centro de Inglaterra, que "Camboya, Afganistán y Angola son los países más minados del mundo" e insinuó que podría dejar su profesión - no es la primera vez que lo hace, en Tailandia, mientras visitaba un campo de refugiados afirmó: "Mi corazón está más aquí que en el negocio del cine"- para dedicarse a jornada completa a la solución del problema mundial de las minas, que matan y mutilan a miles de personas cada año.
La primera vez que Angelina Jolie se enfrentó al problema de las minas antipersona fue durante el rodaje de Tomb Raider en Camboya -acaba de terminar la grabación de la segunda entrega en Snowdonia, en Gales-: "En cualquier parte había gente a la que le faltaban miembros. Era lo más espantoso que había visto en mi vida y pronto me interesé por la agonía y el sufrimiento que estas minas terrestres causan a civiles inocentes, un tercio de ellos niños".