Confesiones de Nicole Kidman tras su separación de Tom Cruise

Por hola.com

Su papel de Satinef en Mouline Rouge, una película en la que no sólo actúa, sino que también canta y baila, abrirá los ojos a todos aquellos espectadores que pensaban que Nicole Kidman era sólo una frágil y bonita cara de la gran pantalla casada, además, con una de las grandes estrellas de Hollywood. La revista ¡HOLA! publica una entrevista exclusiva, la primera que concede la actriz desde que se anunciara su separación matrimonial.

Nicole vive, paradójicamente, su peor y su mejor momento; el peor, evidentemente, es el hecho de que su divorcio haya suscitado tal interés que su vida se vea en las portadas de todo el mundo. El mejor, tiene dos vertientes, el estreno de la citada película, que abre el festival de Cannes y el amor de su familia, y en especial de su hijos, gracias a cuyo apoyo ha superado los momentos más difíciles. Su principal preocupación ha sido mantenerles al margen de todo lo que ha sucedido en los últimos meses: "Más que nunca, Tom y yo estamos dedicados a mantenerlos fuera del candelero. Cuando tengan dieciocho años, si quieren que les saquen fotos, o ir a un estreno, será cosa suya. Pero mientras tanto, no formarán parte de Hollywood. Ambos queremos que nuestros hijos experimenten la vida y se creen una identidad propia, basada en lo que ellos son, no en lo que son sus padres".

Con el pelo suelto, digna y valiente, la actriz habla de sus sentimientos, sus hijos y sus planes de futuro. La estrella reconoce que todo lo que ha pasado le ha dado sabiduría: "Soy una persona muy profunda. Todo lo que suponga sufrimiento o dolor te hace una persona más sabia en el buen sentido. Adquieres compasión, comprensión. Lo que me ha sucedido a mis 33 años forma parte del viaje de la vida, supongo". A pesar de los dolorosos instantes que ha pasado, sigue creyendo en el amor: "Creo en el destino, en que hay por ahí un alma gemela para cada uno de nosotros. Estoy dispuesta a seguir creyéndolo, y por eso me encanta el mensaje de que ‘es mejor haber amado y perdido que no haber amado’.