Actualmente, en los envases cosméticos viene marcado el tiempo de uso desde su apertura mediante el icono de un bote abierto seguido de una cifra que expresa los meses que se puede usar sin riesgos. Un buen truco es marcar fecha de apertura ¡y de caducidad! con un bolígrafo especial para plástico descartarlo en cuanto llegue su fin.
Brochas y pinceles, esponjas de maquillaje, etc., deben ser lavados con frecuencia.
De todos los pigmentos, el de color negro es el menos alergénico para máscaras de pestañas y lápiz de ojos. Cuando se trata de sombras, los colores claros (vainilla, hueso, beige, arena) son menos irritantes que los más oscuros.
Si se trata de eyeliner y delineadores para cejas, son mejores los lápices, pues las ceras de la mina permiten reducir al mínimo los conservantes. Las fórmulas líquidas, al tener látex, pueden ser más irritantes.
El problema no radica tanto en ellos como en los desmaquilladores que hacen falta para retirarlos, que sensibilizan la piel.
Por su composición, los productos de maquillaje en polvo son menos alergénicos que aquellos formulados en crema o líquidos.
Es mejor o bien renunciar al esmalte o usar fórmulas hipoalergénicas de farmacia. Especialmente importante es esperar a que sequen adecuadamente.