Este tipo de color de pelo suele partir de un castaño claro, al que le basta con la ayuda de alguna emulsión vegetal o de unas cuantas mechas, lo que mantiene la textura natural del cabello sin dañarlo en exceso.
En verano, puede potenciar las mechas más rubias del cabello aplicando un poco de zumo de limón diluido en agua, lo que aclara su color.
Realizar el último aclarado con manzanilla puede ayudar a destacar ligeramente sus reflejos más dorados, pero siempre que no se esperen resultados exagerados.
Una buena opción para este tipo de cabello es intercalar algunas mechas cobrizas claras entre las más rubias, algo especialmente favorecedor en las mujeres de tez más cobriza y pigmentación más anaranjada.
Los champús protectores del color, como los de la gama Pantene Pro-V o Schwarzkopf, mantienen la vitalidad de los tonos y prolongan la duración del tinte.