Antes de que llegara a las pantallas, la película Pearl Harbor era conocida por su enorme presupuesto, el mayor de la historia del cine. Pese a no haber conseguido los resultados de taquilla esperados, la superproducción Disney marca un estilo propio y está poniendo de plena actualidad el maquillaje glamouroso de los años 40, fecha en que se encuadra la acción del bombardeo japonés sobre este enclave, que supuso la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
Las claves de este look, intemporalmente seductor, son:
La boca toma protagonismo absoluto, maquillada siempre en rojo intenso y mate. En aquellos años, las fórmulas de los labiales tenían una gran saturación de color, por lo que la boca se convertía en el centro del rostro.
Las uñas y los labios siempre se llevan a juego: o bien se opta por una manicura totalmente natural o por un rojo tan apasionado como el de la boca.
Para evitar un aspecto exagerado, los ojos casi no se perfilan y se maquillan apenas con nada más que máscara de pestañas negra.
Las cejas se dibujan muy limpias, depiladas, finas, y formando un arco perfecto.
Los pómulos sólo se iluminan levemente con un ligero toque de colorete rosado o coral (según el tono natural de la tez), para dar un aire fresco al cutis.
La piel ha de verse blanca (en aquellos años, el bronceado estaba considerado vulgar), y muy mate: los polvos traslúcidos son imprescindibles para eliminar los brillos por completo.
El cabello se deja caer formando suaves ondas al agua. Éstas se consiguen o bien marcando el pelo con rulos grandes, con la ayuda de una tenacilla (labor que es mejor dejar en manos de profesionales) o formando ondas sobre el pelo húmedo y con gomina que se fijan con la ayuda de horquillas de pico de pato. Lógicamente, para estos estilos hace falta tener el pelo largo, ya que por aquella época, las mujeres no solían llevar el cabello corto.
