Ya lo dijo la mítica Marilyn Monroe: "Para salir arreglada a la calle, me basta con un pañuelo, unas gafas de sol y pintarme los labios". La sex symbol por excelencia conocía la importancia de llevar los labios pintados. Pero no sólo ella lo pensaba. Así lo ha confirmado un estudio de la firma de cosmética Bourjois sobre los hombres y el maquillaje. Según la encuesta, "ellos" las prefieren arregladas y maquilladas, aunque con naturalidad. ¿Y su cosmético favorito? El lápiz de labios.
Si su deseo es agradar, y le gusta el juego de la seducción, no podrá mostrarse indiferente al coqueteo con el color, y para ello le ofrecemos una pequeña guía de ayuda para que sus labios duren más tiempo con color.
- Es conveniente invertir unos minutos de trabajo en su maquillaje. Cuando se aplique el fondo de maquillaje sobre el rostro, no olvide los labios, pues el color se fija mejor sobre una boca maquillada y resulta más fácil redibujar los contornos.
- Dedique unos cuantos segundos más en un lápiz de contorno de labios, siempre con la mina bien afilada. Unos labios algo finos pueden aumentarse ópticamente si dibuja la línea por fuera del contorno, mientras que para hacerlos parecer más pequeños, basta con hacer lo contrario, aplicando el color dentro del contorno. Sin embargo, este "truco" sólo funciona para pequeños retoques y equilibrar volúmenes.
- Si quiere una duración extra larga de color, dibuje toda la superficie del labio con el delineador y extiéndalo con un bastoncito de algodón. Después, pase a aplicar el color de su labial favorito, a ser posible con un pincel. Ello le permite mayor precisión y control de la intensidad del color, y es uno de los secretos (confesados) de los grandes maquilladores.
- Las fórmulas mates duran más que las texturas cremosas. A mayor brillo, menor duración.
- Los lápices de labios long lasting o de larga duración ofrecen muy buenos resultados, aunque si los usa muy a menudo, puede sentir cómo sus labios se sienten algo deshidratados. Alterne su uso con bálsamos labiales, y no olvide aplicar sobre su boca una buena capa, bien generosa, de ese mismo bálsamo cada noche.
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