Conocer sus causas es el primer paso para poder superarlo
El estrés puede manifestarse en forma de dolor de cabeza, dolor torácico, de espalda y cuello.
Combatirlo día a día
La actitud y la preparación psicológica
ante diferentes situaciones vitales
predecibles son algunos de los
mejores métodos para reducir los
efectos adversos del estrés.
Un buen comienzo para evitar padecerlo
puede ser mirar al futuro con
optimismo, además de intentar dominar
las situaciones previsibles.
Tratar de resolver, discutir y dejar claros
los temas conflictivos es otro
recurso que da buenos resultados.
Siempre que podamos, debemos evitar
las situaciones ambiguas.
Cuando no sepamos resolver nuestros
problemas es muy conveniente
implicar o pedir consejo a personas
cercanas o a expertos.
Dedicar más tiempo a uno mismo,
disfrutar de pequeños placeres,
observar la naturaleza, relacionarse
con los amigos son, sin duda, actividades
antiestresantes.
Expresar nuestras emociones, reír,
llorar y gritar ayuda a aliviar el estrés.
Hacer ejercicio físico de forma intensa.
Practicar algún deporte y competir
son actividades muy recomendables.
Síntomas más frecuentes
Sensación de cansancio permanente.
Irritabilidad e insomnio.
Tendencia a las ideas obsesivas y a la
depresión.
Dolor de cabeza, dolor torácico, de espalda
y cuello.
Palpitaciones, pérdida de apetito, cambios
en la conducta sexual.
Aumento de la sudoración y subida de la
tensión arterial.
Aprender a relajarse
La relajación física y psíquica es un medio muy eficaz para combatir el
estrés. Existen diferentes vías para conseguirla, fundamentalmente a partir
del entrenamiento respiratorio y muscular, los ejercicios posturales, el
masaje y los ejercicios de concentración.
Con la relajación conseguimos grandes beneficios para nuestra salud, ya
que nuestros músculos adquieren más elasticidad, la respiración se vuelve
más eficaz, la circulación se activa, la presión arterial disminuye y las
funciones glandulares y hormonales se regularizan.