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Cuando los ojos se secan

La sequedad ocular se incrementa en el verano y puede aliviarse con el uso de lágrimas artificiales

El verano es un periodo especialmente complicado, debido al abuso del aire acondicionado, el calor seco o las exposiciones largas al sol.

Exponerse de forma prolongada a la pantalla del ordenador pueden aumentar la sequedad del ojo al disminuir el parpadeo.

Probablemente más de una vez ha tenido la molesta sensación de tener el ojo seco, lo que provoca un escozor muy desagradable. El problema se incrementa en algunas épocas concretas del año, en las que el ojo no está lo suficientemente humedecido. Así, el verano es un periodo especialmente complicado, pues, por ejemplo, el abuso del aire acondicionado, el calor seco o las exposiciones largas al sol en la playa o la montaña producen sequedad ocular o falta de lágrima. Una carencia que no es grave, pero que si no se trata, puede llegar a complicarse provocando conjuntivitis o incluso serios problemas de visión en la persona que la padece.

Y es que, aunque no lo sepamos, las lágrimas contienen nutrientes que ayudan a tener una buena salud ocular, lubricando el ojo, limpiándolo de bacterias y evitando la aparición de infecciones. Al mismo tiempo, las lágrimas forman una película sobre los ojos que los protegen de la irritación y los mantienen humedecidos.

¿Cuáles son los síntomas? Los principales son enrojecimiento, picor, sensación de arenilla o irritación. Hay que tener en cuenta que esta dolencia afecta principalmente a las personas mayores, a las mujeres en edad posmenopáusica y a los portadores de lentillas. Además, acciones como fijar la vista o exponerse de forma prolongada a la pantalla del ordenador pueden aumentar la sequedad del ojo al disminuir el parpadeo.

Los expertos, en concreto el equipo de especialistas de VISSUM, suelen recomendar el uso de “lágrimas artificiales”. Con esta medida lo que se pretende es que éstas suavicen, protejan y lubriquen los ojos, garantizando que éstos estén permanentemente humedecidos y evitando la aparición de infecciones. Existen dos tipos de lágrima artificial, las de colirio, adecuadas para un período corto, y otras en monodosis, estas últimas para un uso frecuente, ya que no tienen conservantes y no dañan la superficie ocular.

 

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