Si usted trabaja a diario en la oficina, delante del ordenador y con el ratón casi 'pegado' a su mano, seguro que ya ha notado en primera persona molestias en su espalda. ¿La razón? El tiempo excesivo que pasamos sentados, que hace que las piernas y los pies apenas se utilicen. La postura que tomamos
y el uso permanente de las manos
nos obligan a utilizar continuamente los músculos de la espalda
y de los hombros. Esto da lugar a
una utilización intensa de unas
partes del cuerpo en detrimento
de otras, con sobrecarga de determinados grupos musculares y, lo
que es peor, con la falta de utilización de otros.
Esta circunstancia desemboca en
agotamiento y dolor en determinadas zonas, que pueden producir deformaciones, hipertrofias,
hipotrofias, inflamaciones crónicas o tendinitis, dificultando enormemente nuestra capacidad para
el trabajo.
Ocho de cada diez trabajadores
de oficina se quejan de diversas
dolencias menores que tienen
que ver con su postura durante el
trabajo. Por eso hay que variar la
posición con cierta frecuencia,
algo necesario para relajar las
articulaciones y los músculos.
Debemos tener en cuenta que, al
estar sentados, el peso del cuerpo
tiende a caer hacia delante, de
modo que la espalda soporta toda
la carga. En ocasiones y para aliviarnos, desviamos el peso hacia
las caderas y es entonces cuando
sufren más las articulaciones de las
vértebras lumbares.
Para solucionar este problema,
además de cambiar frecuentemente de postura, hay que estar pendientes de ésta. Debemos darnos
cuenta de cómo estamos sentados
y corregirnos continuamente. Es
importante mantener la cabeza
erguida, los hombros elevados y la
espalda relajada y bien apoyada en
el respaldo. Hay que pensar en
ello y cuando nos sorprendamos
en una postura diferente e incorrecta, corregirnos.
Ejercicios de relajación
Levantarse del asiento con frecuencia y moverse.
Realizar movimientos de flexión y extensión de los grupos musculares
que queremos relajar.
Realizar un automasaje de las zonas que notemos rígidas o en tensión.
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