Afortunadamente, los tiempos en que para perfumar la casa había que recurrir a agresivos aromas artificiales han pasado al olvido. Ya no hace falta colgar falsos pinos de cartón que despiden olor a desinfectante o arriesgarse a pasar cerca de los limones plásticos que provocan dolor de cabeza nada más acercarse a ellos. Existen alternativas mucho más delicadas y agradables para dar un ambiente cálido y agradable a sus estancias, como son las velas perfumadas, los aceites aromáticos o el incienso, que pueden ser la nota más exquisita de un ambiente, e incluso influir sobre el estado de ánimo de forma positiva.
Está demostrado que los aromas influyen sobre la mente. Por ejemplo, la compañía japonesa Shiseido, muy interesada en el poder de la aromacología, asegura que durante la ceremonia tradicional del incienso zen, se observa un aumento de las ondas cerebrales del tipo alfa, es decir, las relacionadas con un estado de tranquilidad, provocado por el aroma de la madera que se percibe. Éstos son sólo algunos ejemplos.
Aromas relajantes.
Son, por ejemplo, perfectos para el dormitorio o estancias que requieran tranquilidad.
Aromas medicinales y/o sensuales
Aromas estimulantes