La mejor forma de mantener un bronceado bonito pasa, en primer lugar, por tomar el sol con precaución y usando la cabeza, tal y como venimos recomendando desde los pasados números. En segundo lugar, hay que devolverle a la pobre piel al menos un poco de lo que pierde al calor de los rayos ultravioletas. Poco se puede hacer por "desfacer el entuerto" y arreglar el mal que el sol causa sobre el colágeno y la elastina, pero al menos debemos aportar a la epidermis todo el agua posible, tanto desde dentro como desde fuera.
Es importante recordar que se debe beber antes de tener sed. Cuando se siente la boca seca y ansiamos un vaso de líquido, es porque el cuerpo ya hace demasiado tiempo que se siente desatendido en sus necesidades hidrológicas.
Las áreas más afectadas son generalmente las piernas, puesto que allí existen menos glándulas sebáceas y, por tanto, hay una menor protección natural. La mejor forma de compensar este fenómeno es usar crema en grandes cantidades y muy a menudo. Después de tomar el sol conviene usar un after sun, ya que son productos ricos en agentes calmantes e hidratantes (hablaremos en más detalle sobre ellos en el siguiente número). Cuando se siente que la piel lo necesita, no hay que contentarse con aplicarlo una sola vez, sino repetir hasta sentir que se encuentra hidratada.
Las pieles muy secas pueden recurrir a un pequeño truco casero como usar, tras la ducha, un poco de aceite de baño sobre la piel aún mojada. Esto forma una película que retiene el agua de la piel, aunque ha de tenerse cuidado al aplicarlo para no sufrir peligrosos resbalones. Después, se recurre a una buena crema hidratante, bien untuosa, de pies a cabeza, a modo de mascarilla corporal. Tarda tiempo en absorberse, pero queda una piel de seda.
El organismo cuenta con sus propios soldados para defenderse, los llamados antioxidantes. Son agentes como las vitaminas C y E o los flavonoides, que paran esa agresión y preservan la juventud del cuerpo, piel incluida. Por eso, en esta época de sol, no está de más potenciar el consumo de fruta y verdura fresca, alimentos ricos en esas vitaminas tan necesarias. Los zumos son una buena opción, siempre y cuando se tomen recién hechos para mantener vivas todas sus vitaminas.