Depilación por cera

Te resumimos las claves de la depilación más popular y una de las más dolorosas.

Por hola.com
  • La cera es por tradición uno de los más populares sistemas de depilación, y no le faltan razones. La primera es su larga duración, así como su eficacia hasta con el vello más fuerte y rebelde. Como lo arranca de raíz, obliga al folículo piloso a crear un nuevo pelo empezando desde cero, lo que le lleva varias semanas y lo va debilitando con el paso del tiempo. Al cabo de los años, el vello sale más débil y fino.
    La cera caliente fue hasta hace no mucho tiempo el único tipo de cera disponible, pero la tibia se ha impuesto por derecho propio. Sólo alcanza una temperatura ligeramente superior a la del cuerpo, suficiente como para abrir el poro, sin llegar a alterar la circulación ni dañar los capilares, como hace la cera caliente. Aún así, las mujeres que sufren de problemas de circulación harán mejor en optar por la cera fría, menos eficaz con el vello grueso, pero que se adecua perfectamente a las áreas donde es más fino, como el rostro o la línea alba, la que va del pubis al ombligo. Una de sus principales desventajas es el tirón necesario para arrancar el pelo, que algunos médicos desaconsejan en zonas sensibles como axilas o ingles, áreas donde hay ganglios que a la larga podrían llegar a verse afectados por la tracción.

  • Medidas de seguridad. Quienes prefieran depilarse con cera sin salir de casa deben tener en cuenta unas precauciones mínimas, pero imprescindibles. Lo más importante es no acercar la cera caliente a nada inflamable, como por ejemplo tejidos acrílicos que puedan fundirse o pegarse a la piel y causar heridas muy, muy graves. ¡Todas las precauciones son pocas!