¡Fuera manchas!

No se trata del último detergente para su ropa, ni del nuevo milagro antigrasa. Hablamos de las manchas que, sin lugar a dudas, más molestan: las de la piel.

Por hola.com

Las manchas no son un problema típico del otoño, como si fueran algo similar a la caída de la hoja, pero no cabe duda de que es en esta estación cuando más se hacen notar. Tras haber estado ocultas (y sigilosamente potenciadas) por el bronceado estival, cuando retorna la blanca palidez emergen, como si, a modo de icebergs, no hubieran mostrado más que el diez por ciento de su superficie. El resultado es una piel que muestra irregularidades y que, con el paso de los años, pierde su color más rosado y fresco para adquirir un aspecto más opaco. Afortunadamente, y si bien no hay tratamientos milagrosos, se puede aliviar el problema.

Tipos de manchas
- Las pecas, conocidas por los dermatólogos como efélides, son características de las personas de piel y pelo claro, como rubios y pelirrojos. Son pequeñas manchas presentes en la faz durante todo el año que se intensifican en verano, pero que una vez pasada la época de exposición solar, se atenúan de nuevo.
- El léntigo solar es más conocido como ‘manchas de la edad', y son similares a las pecas, pero de mayor tamaño. Su causa principal es la acumulación de radiación ultravioleta, por lo que aparecen con el paso del tiempo, especialmente en las zonas más expuestas, como rostro y dorso de las manos.
- Con la denominación de melasma se conoce cualquier tipo de mancha oscura que pueda aparecer en cuerpo o rostro. De los muchos que existen, el más conocido es el cloasma o paño de embarazada, llamado así por aparecer a menudo durante el periodo de gestación. Su aparición se debe a motivos hormonales, y uno de los problemas que plantea es que no se elimina con cremas despigmentantes.

Origen y tratamiento
La razón de ser de las manchas está en un mal funcionamiento de los procesos de formación de melanina. Y es que el ser humano dispone de un capital solar cuando nace. Como si fuera un depósito de ahorro, a medida que va sacando de ese fondo, lo va agotando, ya que uno de los problemas que tiene es que no se pueden hacer ‘ingresos' nuevos y reponerlo. Por eso, a mayor cantidad de sol que el cuerpo haya tenido que gestionar, menores serán los fondos, y comenzarán a aparecer los problemas. Por un lado, un tono menos igualado, acompañado de manchas (que no son más que acumulaciones de melanina a lo bruto) e irregularidades del tono. Por eso es tan importante la prevención, ya que las consecuencias de un exceso de sol no se hacen notar hasta pasados muchos años.

La forma más habitual de atenuarlas es el uso de cremas despigmentantes. Estas suelen contener una combinación de agentes aclarantes con otros que inhiben la formación de más melanina, evitando así que se intensifiquen o que aparezcan otras nuevas. A menudo, estos tipos de activos se combinan con otros queratolíticos, es decir, exfoliantes, pues provocando un suave peeling se contribuye a dar un tono más luminoso a la piel. Pero todo esto tiene un precio. En concreto, el de sensibilizar el cutis, más cuanto más fuerte sea el mismo. Por eso no conviene combinar las cremas despigmentantes con tratamientos potencialmente irritantes, como el ácido retinóico. Muchos se recomiendan para uso exclusivamente nocturno, mientras que las cremas para día contienen siempre filtros solares.