Las playas españolas son, tal vez, la mejor muestra de que un buen número de gente dedica gran parte de sus vacaciones a broncearse. El afán por tener un color dorado en la piel ha llevado a los expertos a plantearse si realmente puede considerarse que el sol causa adicción. Son muchas las personas que desean ponerse morenas y que se sienten mejor cuando lo consiguen. Un reciente estudio parece confirmar que la exposición al sol mejora el estado de ánimo y produce un efecto relajante. Realizado por la Wake Forest University de Carolina del Norte, acaba de ser publicado en en el diario de la Academia de Dermatología de Estados Unidos, y concluye que los humanos, al exponernos al efecto de los rayos solares, liberamos posiblemente unas hormonas, las endorfinas. Estas moléculas, verdaderas mensajeras de placer, irradian felicidad a todo el cuerpo y han llevado incluso a algunas firmas cosméticas a crear complejos pro-endorfinas, que activan la liberación de estas moléculas de la piel y recrean, de forma instantánea y duradera, los efectos naturales de la felicidad en la piel.
Pero, ¿cómo se llegó a esta conclusión? Se contó con la colaboración de 14 voluntarios, de entre 16 y 34 años, todos ellos usuarios habituales de cabinas de bronceado. Durante 15 minutos, estuvieron en una cabina de rayos UV y durante otros 15 en otra que no los emitía, pero ellos no sabían cuál era la diferencia entre una y otra. ¿El resultado? Tras someterse a la primera, estaban mucho más relajados y de mejor humor. A posteriori, les ofrecieron volver a repetir en alguna de las dos cabinas al cabo de unos días, y un 92% apostó por la cabina de rayos ultravioleta. ¿La causa? El efecto adictivo de los rayos, que hace que muchas personas olviden los efectos negativos de las radiaciones y prefieran, ante todo, conseguir un buen bronceado y disfrutar del placer de tomar el sol.
Estos datos no hacen sino demostrar que hay que insistir en la precaución a la hora de broncearse, para prevenir los efectos negativos del sol en la salud de nuestra piel. Y es que el sol ha de tomarse en su justa medida.
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