El tabaco, un gran enemigo de la piel

Los efectos de los cigarrillos no sólo son perjudiciales para la salud, sino también para su cutis

Por hola.com

Actualmente fuma un 38,8% de la población femenina española mayor de 15 años. En los últimos 14 años el principal incremento del consumo de tabaco en España se ha producido entre el sector de población femenina. Según datos de 2001, un 27,2% de las mujeres se reconoce fumadora, frente al 22,9% que lo hacía en 1987. Pues bien, el tabaco no es sólo un pésimo aliado de nuestra salud, sino también de nuestra piel. Y lo peor es que no sólo son malos los cigarrillos que fuma, sino también los que consumen los demás. Tanto el humo que inhalamos como el que entra en contacto con la piel supone una verdadera agresión para ella.

La doctora Paloma Ramón, dermatóloga y cirujana plástica y reparadora de Corporación Dermoestética explica las razones por las que su piel necesita apoyo extra: "El humo del tabaco contiene, entre otros elementos, un exceso de radicales libres que envejece tanto al que fuma como al que está a su lado. El cuadro clínico de una piel fumadora es muy específico. Tiene mucha mayor tendencia a deshidratarse, así como una deficiencia crónica de vitaminas y minerales, en particular vitamina C. Provoca también un déficit de oxigenación en la sangre, y afecta a la microcirculación cutánea. Como el riego sanguíneo es más deficitario, la piel aparece como apagada, castigada y falta de vida".

Lo explica también el doctor Leonard Zastrow, director de Investigación y Desarrollo de Coty (laboratorios que, desde 1995, han estado investigando sobre los efectos negativos del tabaco en la piel, midiendo la cantidad y calidad de los radicales libres que se forman ante la presencia del humo del tabaco): "Sabemos que 1 mg de piel nos puede defender del ataque de aproximadamente 601.014 radicales libres, pero en una fiesta con gran cantidad de fumadores, la piel pasa a ser atacada por 10.001.014 radicales libres, y el sistema de autodefensa queda totalmente superado". Lógicamente, las fumadoras se llevan la peor parte. Los cigarrillos no sólo provocan radicales libres, sino que entorpecen la oxigenación de las células y dan un tono apagado a la tez.

¿Cuál es la solución? Obviamente, la medida más inmediata y lógica es dejar de fumar. Pero para compensar el daño del tabaco se puede tomar algún complemento antioxidante, como la vitamina E y, sobre todo, la C, ya que la nicotina agota las reservas de ésta. Quienes están expuestas a mucho humo pueden usar una crema con antioxidantes. Dentro de la nueva línea de tratamiento facial de Astor se encuentra Therapy C especial Piel Fumadora, una novedosa crema de uso diario, específica para fumadoras, que combate los efectos dañinos del tabaco sobre la piel gracias a su complejo antitabaco (una mezcla de plantas muy ricas en polifenoles y flavonoides).